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Editorial

El Consejo de Juventudes

“Todos tendríamos que hacer más, acompañando a nuestros jóvenes no sólo en la etapa electoral; también durante el periplo de los elegidos en el ejercicio de sus funciones como consejeros...”.

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Las elecciones de Consejos de Juventudes aún no logran convocar a muchos votantes, y más bien se centran en grupos poblacionales que no reflejan la importancia de este ejercicio que la República concede a los jóvenes para que sean escuchados por la sociedad, no desde la protesta o desde otras formas de expresión que acompañan a las nuevas generaciones, sino desde la más prístina institucionalidad, de tal manera que estas entidades corporativas forjen la construcción de políticas públicas y proyecten a los elegidos en el camino de la figuración gubernativa.

Las de hoy serán las segundas elecciones a estos Consejos, creados para que las ideas de los jóvenes de entre los 14 y 28 años sean tenidas en cuenta en los planes de desarrollo municipales y distritales. La Registraduría indicó que hay un total de 11’702.436 jóvenes habilitados en todo el país. En Cartagena se elegirán 17 consejeros locales por cada una de las tres localidades (Histórica y del Caribe Norte, De la Virgen y Turística, e Industrial y de la Bahía), más curules especiales para comunidades afrodescendientes, indígenas y víctimas del conflicto armado.

Independientemente de los beneficios que el Estado reconoce a quienes participen en esta jornada, entre los que se encuentran el acceso a exámenes de ingreso a las instituciones de educación superior, acceder a listas de elegibles para un empleo de carrera administrativa o descuento del 10% en el valor de expedición del pasaporte y en los duplicados de la cédula de ciudadanía, lo cierto es que es más importante despertar el espíritu cívico, que no puede ser completo si se desdeña la participación política, o como elector o como candidato.

La importancia de estos comicios no es bien apreciada por la sociedad en general, incluidos los medios de comunicación, y aquí reconocemos un mea culpa. Todos tendríamos que hacer más, acompañando a nuestros jóvenes no sólo en la etapa electoral; también durante el periplo de los elegidos en el ejercicio de sus funciones como consejeros.

Este acompañamiento es ahora más apremiante debido a los problemas que acusan las juventudes singularmente después de la pandemia, sobre todo por factores como el desempleo, la falta de oportunidades educativas de calidad y el crecimiento de la inseguridad, que le has reducido el placer de vivir la calle con prudente libertad.

Cartagena no es ajena a esos problemas, que aquí se profundizan por la pobreza, la exclusión social, la delincuencia juvenil, el abuso sexual de menores y jóvenes, y tantas expresiones de frustración que no hemos podido superar.

Entre más espacios seguros les brindemos a nuestros jóvenes para que se encuentren, tengan voz y la construyan pacífica y disciplinadamente, la sociedad en general estará más preparada para evolucionar hacia la convivencia pacífica.

¡Animemos a una nutrida participación!

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