La ciudadanía viene cuestionando a la Alcaldía de Cartagena por el deterioro de la seguridad debido al incremento irrefrenable de los asesinatos con arma de fuego, siendo agosto el más violento de 2025.
Según datos recopilados por El Universal, con base en los reportes diarios de la Policía y en los registros de Medicina Legal, el mes pasado cerró con 44 homicidios, convirtiéndose en el más violento de 2025; y de esos crímenes, 33 corresponden a sicariatos, 5 a riñas por violencia interpersonal o intrafamiliar, 1 a feminicidio, 1 a un presunto atraco y 4 permanecen en investigación para establecer las circunstancias.
En el Consejo Extraordinario de Seguridad realizado esta semana para reforzar las estrategias contra la criminalidad, en el que participaron entidades distritales y la Fuerza Pública, se acordaron acciones para intensificar los controles y fortalecer la articulación operativa.
Según el Distrito, en lo corrido de 2025 las acciones conjuntas han dejado resultados significativos: 469 armas de fuego decomisadas, más de 4.500 armas blancas retiradas de circulación, más de 25 toneladas de drogas incautadas, cerca de 4.000 capturas y 81 sicarios puestos a disposición de la justicia.
Aunque pudiera pensarse lo contrario, las autoridades tienen un plan de seguridad que vienen ejecutando con determinación, con lo cual los patrullajes y controles conjuntos para reforzar la seguridad en los barrios, deben continuar con denuedo.
Por supuesto que es importante, tal como lo pidió el general Gelver Yecid Peña, comandante de la Policía Metropolitana, que los padres de familia se esfuercen en el cuidado y la orientación de sus hijos como medida clave para la prevención del delito, y que en las comunidades se aúnen esfuerzos para contribuir a devolver la tranquilidad y la seguridad en los barrios y sectores donde más se siente el accionar de los violentos; pero hay que ir más allá.
Con razón los miembros de la Federación de Juntas de Acción Comunal están alarmados por el incremento de amenazas a líderes comunales en la ciudad, que también han padecido atentados y en los casos más extremos, homicidios, lo que no solo propina dolor y angustia a estos, a sus familias o a sus deudos, sino que repercute en la participación comunitaria por la escalada violenta que ha tenido la ciudad los últimos años.
Los sicariatos, incluso, ya salieron de los barrios y se cometen a los pies de los centros comerciales, lo que incrementa el clima de amenaza; es como si los violentos se estuvieran descarando, sin miramientos a los sitios escogidos para sus horrores.
Se infiere que la mayoría de homicidios están vinculados con la guerra por el control territorial del maldito microtráfico, lo que supone mayor apoyo del Gobierno Nacional en esta lucha. Pero los ciudadanos esperan aún más de la Alcaldía en el propósito de vencer la inseguridad.