Ayer, de entre los datos que resaltamos del Informe de Calidad de Vida 2024 del programa Cartagena Cómo Vamos, mencionamos la impresionante caída en la natalidad, lo que implicará en los próximos años un cambio significativo en varias de las dimensiones que conforman la ciudad, en la medida que seremos una poblacional más envejecida y con menos peso de las nuevas generaciones.
Afirmamos que es inaplazable dar en Cartagena la discusión sobre cómo debemos prepararnos los sectores público, privado y comunitario para adaptarnos adecuadamente ante los desafíos que esta realidad plantea, pues con una menor fecundidad, los cambios en las dinámicas familiares y sociales merecen repensar todo lo que estamos planeando y proyectando, en todos los sectores sociales.
Conocer que la tasa de ccrecimiento en la ciudad pasó de 1,43% en 2020 a solo y tan rápidamente el 0,59% en 2024, y que en dos décadas ha ocurrido un decrecimiento del 60% de menos, es alarmante.
Con la positiva reducción del embarazo adolescente, se esperaba que la maternidad se postergara hacia edades ligeramente mayores; pero eso tampoco ha ocurrido, al menos al nivel que se necesita para que haya una sustitución generacional adecuada; esto es, para que, por ejemplo, la tasa de reproducción garantice que tendremos la población suficiente para que se sostenga el mercado laboral formal y, con ello, las afiliaciones a los fondos de cesantías adecuadas para asegurar el pago de las pensiones de los mayores. Pero hay muchas más razones.
Precisamente esta semana Corficolombiana publicó conclusiones del aprestigiado Foro (llamado en esta ocasión) “Más canas, menos cunas; retos de la nueva longevidad”, un espacio en que se reflexionó sobre los retos y oportunidades que trae el envejecimiento poblacional en Colombia, en el que se expusieron datos muy interesantes, como el de que el país atraviesa una transformación demográfica profunda hasta hace poco desapercibida, pues entre 2019 y 2024 los nacimientos cayeron un 31% y, según estimaciones, para 2050 una de cada cinco personas será mayor de 65 años; o que entre 2015 y 2024 la tasa de natalidad pasó de 14,3 a 8,4 nacimientos por cada mil habitantes, con reducciones en todos los grupos de edad, de tal manera que para 2036 la población mayor de 60 años superará a la de menores de 15.
En esa misma línea, se expuso que el consumo que no se cubre con ingresos laborales pasaría del 23,8% al 31,6% del PIB; el gasto en salud al 7,4%; y la reducción en la fuerza laboral disponible restaría hasta 1,5 puntos al crecimiento económico del país, lo que supondrá la transformación de sectores como la salud, la vivienda, el turismo, y pilares como la productividad, el financiamiento privado y la participación laboral.
Acá estamos demorados en entablar una conversación sobre retos y oportunidades frente a esta realidad en nuestra ciudad.