En días pasados publicamos que EPA Cartagena avanza en la actualización de las determinantes ambientales como brújula verde en el nuevo POT, lo que significa que serán normas y directrices de jerarquía superior que condicionarán, restringirán y ordenarán el uso del suelo, desde lo ambiental, con el fin de proteger los ecosistemas, los recursos naturales y la calidad de vida de las comunidades tanto en el perímetro urbano, como en el rural e insular -que conforman la mayoría de este Plan-, por lo que también son objeto de las determinantes ambientales que expidió Cardique, con lo cual la totalidad del área del Distrito ya está con norma ambiental.
La actual administración, que avanza en el ejercicio del ajuste del POT de cara a las tres autoridades ambientales que tienen concurrencia aquí (Misterio de Ambiente, Cardique y EPA), se ve avocada a trabajar con la institucionalidad que gobierna el agua, pues es el elemento determinante para una ciudad costera como la nuestra; esa institucionalidad está representada, además, en el CIOH, Dimar (Capitanía de Puerto), la AUNAP, Invemar, entre otras organizaciones.
Se presenta una incomparable oportunidad para articular los estudios de riesgos con estas determinantes, tanto de EPA como Cardique, en el territorio urbano y rural, para verificar la precisión de los suelos de protección, la cartografía de capacidades, potencialidad, conflictos y otros que requieren ajustes en la propuesta de formulación en la reglamentación de usos del suelo, que tendrían que incorporar resultados del componente ambiental, con el fin de redirigir la mirada del POT hacia una planificación territorial más coherente con la realidad ambiental y social de Cartagena.
La cartografía temática será una gran ayuda didáctica que permitirá visualizar de manera integrada las problemáticas, potencialidades y restricciones reales del territorio. Cartagena, al ser una ciudad eminentemente costera, merece un salto cualitativo hacia la planificación basada en ecosistemas y en la gestión del riesgo, que incorpore indicadores de sostenibilidad claros, medibles y construidos con la participación informada de la ciudadanía.
Esto nos lleva a que se dé la claridad a la ciudad sobre la hoja de ruta real, así como la participación efectiva de los sectores comunitarios, JAC, gremios y demás sectores de interés, en la presentación oficial del ajuste del diagnóstico que necesariamente debe estar acompañado por las autoridades ambientales concurrentes, logrando un diálogo sobre los fenómenos de erosión costera, inundación por lluvias y nivel del mar, que juegan un rol importante en la definición de la cota de inundación para los distintos sectores de la ciudad y poder planificar el territorio de forma segura para la súper ciudad de la que viene hablando el alcalde.