El ministro de Salud no tiene más opción que contribuir a detener la crisis del sector que regenta, y que se cae a pedazos en sus manos.
El ministro no puede permitir que su gestión pase a la historia como otra en la que, en vez de progresar, se agravó lo que se le confió.
El ministro tiene que encontrar la forma para que cese la creencia extendida de que, bajo su mando, se profundizó la estrategia de dejar que el Sistema de Salud se fuera desmoronando como un castillo de naipes, para lograr que se gestaran las condiciones dirigidas a que la población aclamara su estatización.
Nada más en la semana que concluye, a la vez que, por un lado el gobernador de Bolívar advertía que se vendría una crisis los próximos meses, y la Corte Constitucional ordenó una medida cautelar a ese Ministerio sobre la mesa de trabajo que instaló para recalcular el precio de la UPC, por el otro, ante la Comisión Séptima del Senado, el ministro admitía que el Gobierno está ejerciendo presión sobre las EPS para que avance el proyecto de ley que transforma el sistema actual, con una frase contundente: “Tenemos en cuidados intensivos a las EPS para que salga la reforma”.
Aunque después morigeró semejante afirmación, explicando que la reforma contempla el pago de las deudas del Sistema por parte del Estado, agregando que el Ministerio tiene los recursos y que están “... contemplando cómo sanear el sistema; todo depende de si el Senado quiere aprobar eso o no...”.
Pero es que de poco ha servido quitarle a las EPS el papel de actores privados que manejan los recursos encargados de direccionar los fondos de la salud en el país, que suman al año en promedio unos $100 billones, pues en el Decreto 489 de abril de 2024 le pasaron esas funciones a la Adres, entidad estatal que desde entonces puede girar directamente y pagar a los hospitales, clínicas y gestores farmacéuticos por los servicios prestados a los usuarios, de los recursos de las EPS que no cumplieran con los requisitos reglados por el Ministerio.
Pero después de un año de ese cambio, las cifras muestran que, en vez de mejorar, la situación ha empeorado en las EPS intervenidas por la Supersalud y que concentran más del 60% de los afiliados al sistema, puesto que, aun cuando el Gobierno haga el giro directo, los usuarios se quejan cada vez más de los servicios que reciben, como se desprende de un informe publicado por El Tiempo, según el cual, con datos de la Supersalud, la tasa de quejas por cada 10 mil afiliados ha aumentado en 8 de las 9 EPS intervenidas, así como la cartera en mora y su concentración, que de junio de 2024, cuando estaba en el 55%, pasó a diciembre de ese año al 55,3%, un incremento de más de 770 mil millones de pesos.
No puede ser más importante la salud de los colombianos que una convicción ideológica que propende por la estatización.
La Salud es el sector más sensible; se espera de quien es su principal responsable, mayor sensibilidad.