La semana pasada dejó buenas noticias económicas, como la confirmada por el Dane el martes sobre la pobreza multidimensional, que se redujo a nivel nacional en 2024 según la Encuesta Nacional de Calidad de Vida, en la que se señala que la incidencia del indicador pasó de 12,1% en 2023 a 11,5% durante el pasado año, con lo cual más de 251 mil personas salieron de esa condición -aunque más de 6 millones permanecen en esa condición-.
Si el de ‘Rezago escolar’ se redujo del 24,3% al 22% entre el año 23 y 24, ubicándose como el de mayor mejoría, el Gobierno deberá prestarle la especial atención al indicador que mostró la peor desmejora, esto es, el de “Barreras de acceso a servicios de salud”, que subió del 1,8% de los hogares en 2023 a 2,9% en 2024, lo cual señala que cada vez más son los colombianos que se autorrecetan por las dificultades que encuentran en el actual sistema.
También supimos de la confirmación del crecimiento de la economía en 1,7% a pesar de los temores de una cifra negativa, así como que la inflación siguió con su tendencia a la baja en marzo (5,1% interanual), la reducción del déficit en cuenta corriente (1,8% del PIB), gracias al turismo, las remesas y la inversión extranjera directa.
En esta misma semana, de esas buenas noticias se publicó el informe de la misión técnica del Fondo Monetario Internacional (FMI), que visitó al país entre febrero y abril, en el que se advierte que Colombia tiene un déficit fiscal mayor al esperado, pues pasó del 4,2% del PIB registrado en 2023, al 6,7% en 2024, arrastrando un rezago presupuestal de 48 billones de pesos, equivalente al 2,8% del PIB, lo que significa un saldo por encima de la meta trazada en el Marco Fiscal de Mediano Plazo.
Según el FMI, las causas devienen de un recaudo tributario por debajo de lo proyectado, mayores gastos de lo presupuestado, un peso más débil, y el incremento de la deuda pública bruta, que llegó al cierre fiscal de 2024 al 61,3% del PIB.
La comisión técnica del FMI no omitió referirse, aunque tímidamente -como corresponde en estos análisis-, a los efectos que la geopolítica propina a nivel interno. Es claro que el entorno de incertidumbre por las tensiones comerciales desde que Donald Trump llegó a la presidencia blandiendo las banderas del proteccionismo a la industria y los empleos en su nación, no escapa a las causas de la situación que no es muy diferente a otros países de la región, en particular, para el caso latinoamericano, por los precios de las materias primas que tendrán consecuencias concretas en la producción nacional. Es de esperar que el alto Gobierno, y no sólo el Ministerio de Hacienda, preste atención a las advertencias de la referida misión técnica sobre el crecimiento del déficit fiscal, el aumento de la deuda pública, las presiones presupuestales, “y reforzar la resiliencia en un contexto más propenso a las perturbaciones”.