Hay expectación frente al proyecto de reforma institucional de la Alcaldía Distrital que viene liderando el alcalde Pereira con el acompañamiento del Departamento Administrativo de la Función Pública y las Universidades de Cartagena y Tecnológica.
La crisis institucional padecida por Cartagena por la mala o deficiente gestión de la cosa pública, profundizada por los constantes cambios de alcaldes y gabinetes, han causado un daño incalculable al desarrollo social y es, sin duda, el más grande freno a las enormes posibilidades que ofrece la ciudad conforme con su variadas vocaciones turística, industrial, portuaria, comercial y cultural.
Desde 2005 no se hace una revisión y consecuente reestructuración integral del aparato administrativo local, lo que no ha permitido a las sucesivas administraciones reaccionar con eficiencia frente a los retos que comportan el avance social y comunitario, el desarrollo empresarial y el aumento de la población, que ahora resulta exponencial con la migración venezolana.
En parte por politiquería y en parte por la no adopción de un nuevo esquema de gestión administrativa, el incremento inaudito de órdenes de prestación de servicios ha sido una de las maneras de paliar las vicisitudes en la atención de las necesidades internas de la administración y ante los gobernados; pero ese esquema, como era de esperarse, ha hecho crisis no solo por la inestabilidad en los procesos y en la continuidad de los mismos, en la pérdida de información, o la ineficiencia en las soluciones, sino también por el deterioro en el clima laboral debido a la incertidumbre que padecen quienes brindan sus inestables servicios bajo estas modalidades.
Las realidades que imponen los cambios sociales obligan a revisar, actualizar y modernizar la planta de personal de la Alcaldía así como sus sistemas de información, procesos y trámites, en busca de mejores prácticas y mayor efectividad para asegurar buenos resultados en la gestión pública.
Es de esperar que la reforma que se está estructurando no solo se presente y apruebe este año para darle estabilidad al gobierno que se iniciará el próximo 1 de enero, sino también que se haga de la manera más técnica posible, pensando en los reales requerimientos para fortalecer la gestión y eficiencia en el recaudo de impuestos, tasas y contribuciones; transparencia en la contratación; eficiencia en los trámites administrativos, incluidos los del ejercicio de la autoridad y control tanto en temas de espacio público como en edificaciones urbanas, suburbanas y rurales, todo de cara a prestar un mejor servicio a los cartageneros, quienes mayoritariamente -según las encuestas de recientes años-, perciben que el Distrito, en vez de ser un animador de los procesos ciudadanos, se convierte en carga pesada para el desarrollo y el progreso.
El alcalde Pereira deberá cumplir con el compromiso de dejar a punto el diagnóstico y el diseño final tanto de la nueva estructura organizacional como del mapa de procesos debidamente definidos, para su implementación por el próximo alcalde.