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Editorial

La ciudad 201 años después

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Cartagena viene despertando con respecto al sentido histórico de sus Fiestas de Independencia, aunque aún hay que darle mucha más trascendencia a la historia que a los aspectos frívolos. Esto no quiere decir que la celebración deba ser menor, sino que su contenido histórico debe ser mucho mayor.

Hoy se conmemoran 201 años de la evacuación de Cartagena ante el sitio de Morillo, quien entró a la ciudad el 6 de diciembre. Manuel del Castillo y Rada, comandante de la plaza, fue depuesto el 17 de octubre de 1815 y lo reemplazó el general venezolano José Francisco Bermúdez y el corsario francés Luis Aury. El 4 de diciembre, el gobernador civil Juan Elías López De Tagle y otros notables decidieron que en vez de capitular evacuarían la ciudad, negándole a Morillo el honor de conquistarla después de tanto heroísmo criollo, y fue así como la noche del día siguiente -5 de diciembre- se embarcaron 2000 cartageneros en más de 14 barcos surtos en la bahía de las Ánimas, los que intentarían romper el bloqueo de la marina española. Solo 600 de los 2000 sobrevivieron, y de estos 600, solo llegaron a Haití dos barcos, donde fueron protegidos por Alexandre Petion, caudillo independentista de esa isla; luego muchos se unieron a Bolívar en la aventura de intentar reconquistar Venezuela, no sin que antes el Libertador declarara a Cartagena como Ciudad Heroica.

El 6 de diciembre entró Morillo a Cartagena luego de 105 días de sitio. Se encontró con las 2000 personas que quedaron allí por voluntad propia o por estar demasiado débiles para viajar el día anterior, la mayoría moribunda por el hambre. En Cartagena fallecieron unas 6 mil personas, entre estas los mártires fusilados por Morillo, mientras los realistas perdieron unos 3500 soldados. Cartagena se demoraría más de un siglo para llegar a tener la misma población que tuvo al declarar su independencia.

Les corresponde a los cartageneros de hoy intentar emular la dignidad y el heroísmo de los de entonces para mejorar nuestra ciudad, la que tiene muchas oportunidades para crecer su economía, pero tiene también tareas urgentes, como reducir la inequidad. Sin embargo, no se puede afianzar y repartir la pobreza mediante el populismo de izquierda o de derecha, sino incrementar la riqueza de manera real y que esta le llegue a todos sus habitantes.Invertir en educación de calidad es una medida universalmente reconocida como indispensable para enfrentar la pobreza, especialmente en el mundo tecnológico de hoy. La educación también permite entender y enfrentar el cambio climático drástico que nos agobia, y hacer de Cartagena una ciudad sostenible también hace mucho por la equidad.

Finalmente, es indispensable frenar la corrupción en todas sus formas para que el dinero público llegue a donde tiene que llegar y no a los bolsillos de unos pocos.

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