Ayer en la mañana la barranquillera Tatyana Orozco, viceministra de Turismo, daba declaraciones a la radio acerca del potencial turístico de Santa Marta, que es enorme y dijo que la suma de lo ya invertido en el Magdalena, más lo que está por invertirse, es 40 mil millones de pesos.
La Sierra Nevada es según Wikipedia “la formación montañosa litoral más alta del mundo, la cual se eleva abruptamente desde las costas del Mar Caribe hasta una altura de 5.775 metros en sus picos nevados, a tan sólo 42 kilómetros de éste (Mar Caribe)”. Sus picos más altos son el Simón Bolívar y el Cristóbal Colón.
Tan solo esa riqueza orográfica le permite a Santa Marta tener una variedad de climas y de cultivos sujetos de interés turístico, desde el banano hasta el café, y de ñapa están las nieves perpetuas.
Como si esa riqueza natural fuera poca, la Sierra también tiene una gran variedad de aves, de mucho interés para los ornitólogos profesionales y aficionados. El avistamiento de aves es una de las actividades de naturaleza más lucrativas y sobre todo, auto sostenible.
Santa Marta tiene un Centro Histórico hermoso al que están restaurando cada día más, tiene buena gastronomía y también la Quinta de San Pedro Alejandrino, donde murió Bolívar, en muy buen estado, bien arborizada y con una parafernalia histórica de gran interés.
Dijo la viceministra Orozco que parte de la inversión se hará en un muelle en la Ciénaga Grande como punto de partida y de llegada de embarcaciones turísticas hacia las poblaciones palafíticas de ese cuerpo de agua, además de sus otros atractivos, que incluyen el cultivo de peces.
Lo que la viceministra de Turismo hace en Santa Marta y en el departamento de Magdalena es lo que el Estado debería hacer en todo el Litoral Caribe, incluyendo San Andrés Islas, y debería ser parte de un plan maestro para un turismo integrado que se mueva en cascada por la región.
Nuestros destinos turísticos no son antagónicos sino complementarios y desarrollar cada uno de ellos como hace Tatyana Orozco con el Magdalena fortalecería la industria como un todo.
Un turista que venga a Cartagena, por ejemplo, debería cumplir su ciclo aquí y seguir a cualquiera de los demás destinos del Caribe.
Aunque sería ideal, es difícil creer que el grueso del turismo podría visitar desde la Guajira hasta San Andrés Islas en una sola venida a Colombia, pero debería tener una variedad de combinaciones -incluyendo el Valle del Sinú y el Golfo de Morrosquillo-, para que le queden ganas de volver a hacer las que le queden faltando.
Y estos destinos del Caribe deberían también estar enlazados activamente con los del interior, como el Eje Cafetero, por solo mencionar uno.
La Costa Caribe debería aprender a trabajar mucho más unida, no solo porque hacerlo es políticamente correcto, sino porque sería lo más rentable para cada lugar. De igual manera se debería integrar la infraestructura económica para no repetirnos inútilmente.