Según el informe de la Asociación Bancaria y de Entidades Financieras (Asobancaria), el año 2011 fue muy bueno para la banca colombiana, porque aumentó su tamaño y se incrementó la penetración del crédito, al tiempo que mantuvieron la solvencia y la rentabilidad.
Fue precisamente la actividad crediticia de las entidades financieras, la que les produjo el año pasado utilidades por 5,8 billones de pesos, un aumento de 17,3% en términos reales con respecto a 2010.
Según Asobancaria, este resultado se obtuvo principalmente debido a los mayores ingresos por intereses de los créditos comercial y de consumo, y en menor proporción, debido a otros ingresos financieros, como los cobros por administración de productos bancarios.
En 2012, las utilidades de los bancos seguirán basadas en los créditos dentro del país, por la poca claridad del panorama económico internacional.
Esto significa que los bancos deben destinar más recursos, asignar mayores provisiones y endurecer las exigencias sobre los préstamos que otorgue, lo que sumado al aumento en la tasa de intervención del Banco de la República que traerá un incremento en los intereses bancarios, posiblemente dificultará la colocación de recursos crediticios en un volumen tal que permita seguir teniendo utilidades crecientes.
Destaca Asobancaria que la reducción de las tarifas de los servicios bancarios permitió que más colombianos tuvieran acceso a tales servicios, y el año pasado el 63,2% de la población tuvo al menos un producto financiero, que la agremiación interpreta como un paso adelante en la democratización financiera.
Sin embargo, el crédito comercial representó la mitad del crecimiento del crédito total y el de consumo representó casi el 30%, mientras el microcrédito y el crédito hipotecario, que pueden considerarse fuentes de distribución equitativa de la riqueza, siguieron teniendo muy baja participación en la cartera total.
Con el aumento en la tasa del Banco de la República, Camacol opina que se aumentará el interés de los créditos hipotecarios, restringiendo aún más la posibilidad de que los colombianos compren casa y tengan así un activo sólido que pueda servirles de garantía para obtener recursos cuando los necesiten, lo cual restringe el acceso a la economía formal de millones que están en situación de informalidad.
Con este aumento también los exportadores colombianos, que contribuyen en buen grado a crear empleo, se sienten afectados porque, a su juicio, producirá más revaluación del peso, obligándolos a reducir los costos donde más puedan, principalmente los costos laborales.
Tan preocupante panorama contrasta con las intenciones entusiastas de la banca nacional de buscar capitalización en mercados de capitales internacionales como Wall Street, porque el mercado local se les quedó pequeño.
Todo parece indicar que para el mejoramiento económico del grueso de la población colombiana, el aumento de la tasa del Emisor será un golpe duro este año, un golpe que los bancos ya están preparados para asimilar y continuar su próspera senda de crecimiento.