El filósofo Andrea Colamedici ha dicho que uno de los compromisos del ser humano radica en “amplificar la existencia”, expresión que retumba y que nos pone a reflexionar sobre lo que tiene que ser el desarrollo de nuestros actos para que se cumpla la premisa de vida.
Y precisamente nos llega como anillo al dedo esta reflexión, ahora que se acaban de revelar las cifras de Empresarios por la Educación, en donde se evidencia un retroceso en los niveles de comprensión de lectura de los colombianos, después de haberse analizado los resultados de las pruebas Saber.
Sorprende que la mayor incidencia está en los grados tercero, quinto y noveno, es decir, que si la incidencia está en los niveles inferiores, los estudiantes están creciendo en un medio que no está construyendo competencias para asimilar el conocimiento, en donde apenas se alcanza un puntaje promedio de 53 puntos sobre 100.
Nos lleva a pensar que nuestro sistema educativo carece de un esquema de monitoreo del aprendizaje, pues si bien se puede poner de presente que sí hay exigencias de lectura, los maestros no comprueban que sus alumnos en verdad están comprendiendo lo que leen, que resulta ser la única forma de poder ampliar el conocimiento y generar facultades para el razonamiento crítico, que es el mecanismo que nos permite aportar deducciones que facilitan no solo ampliar nuestras bases del saber, sino disponer de facultades para el actuar en nuestros procederes diarios.
Séneca tenía una sentencia maravillosa: “Qué sacamos con alargar la vida, si no la ensanchamos”. La existencia no está concebida para que apenas subsista, sino para que tenga capacidad de aporte al diario vivir, para lo cual se requiere esfuerzo, trabajo y constancia, elementos que permiten aprehender el conocimiento y tener capacidad de transformación, para que surjan los nuevos elementos que den impulso a la actividad humana para que la enriquezca, la potencialice y la proyecte efectivamente sobre los demás seres.
El ministerio de Educación debe hacer un análisis urgente de los resultados de esta estadística, pues las cifras se siguen ratificando en los últimos años, lo que demuestra que no han existido acciones concretas y efectivas para tratar de subsanar el flagelo que se está presentando. Si la educación no está cumpliendo con su objetivo primordial de acrecentar el conocimiento, el país entero sufre las consecuencias, pues buena parte de los integrantes de las nuevas generaciones no están desarrollando las competencias que les permiten crecer