En 1938, cuando Adolf Hitler ya había mostrado sus garras en pleno ascenso del Nazismo, y luego de varias reuniones en Alemania durante los últimos días de septiembre de aquel año antesala de la segunda guerra mundial, Neville Chamberlain, primer ministro británico, regresa a Londres procedente de Múnich luego de largas conferencias con Hitler, dónde también participan Francia e Italia, mostrándose muy cándido, optimista y satisfecho por lograr, de momento, una “paz honorable”, cediendo a las pretensiones de Hitler de ocupar los Sudestes Checoslovacos, el territorio de mayor ocupación alemana de aquel país, a cambio de desistir a una invasión total o de iniciar cualquier acción bélica sobre países fronterizos con Alemania. No solo incumplió Hitler el acuerdo, sino que once meses más tarde, con la invasión a Polonia, estallaría la guerra más terrible en la historia de la humanidad, que se extendería hasta finales de 1945.
En febrero de 2001, el banquero estadounidense David Rockefeller, acompañado de un séquito importante de empresarios e inversionistas, a instancias de Fidel Castro, quien auguraba una época de replanteamiento del “bloqueo” norteamericano sobre Cuba, adelantaron una prometedora reunión de más de seis horas en La Habana, luego de “destetada la isla de la desaparecida URSS”, el comunismo pretendía vestirse de Neo Demócrata, replanteando sus principios ideológicos y su concepción de estatismo colectivista, para coquetear al capital norteamericano, principalmente en el sector turístico y agrícola, bajo el espejismo de un vago interés de aquella Unión Europea recién establecida. Todo ello fue, por supuesto, un tramposo espejismo del dictador de La Habana y un papelón de los gringos incautos.
En diciembre de 1998, pocos días después de ser elegido presidente de Venezuela Hugo Chávez Frías, los gremios y empresarios agrupados en Fedecámaras y Consecomercio sostuvieron una reunión fructífera con Chávez, comprometiéndose las partes en trabajar de la mano y definiendo un plan de 28 puntos llamado Agenda para el País, que pretendía restablecer la confianza de los mercados tanto interno como externos; principalmente, la recuperación del precio del petróleo. El presidente electo manifestó su inquebrantable decisión de preservar la libertad y la democracia, así como dirigir al país por la vía de la economía abierta y competitiva. Por supuesto, todos hemos conocido de primera mano en que terminó aquella “integración productiva y respetuosa” de la Satrapía venezolana mafiosa, hoy heredada por el narcoterrorista Nicolás Maduro.
¿Por qué las instituciones democráticas y sus partidos políticos; el sector privado, el empresariado y los gremios de la producción; la academia y los medios de comunicación, repiten de manera ingenua y torpe el infantil error de aseverar, exaltar y promulgar, las promesas de “intelectuales e ideólogos” de la izquierda radical comunista, progresista y estatista; improductiva, fracasada y violenta?
Más de dos siglos observan estas idioteces.
En días pasados, la Cámara Colombo - Americana, AmCham Colombia, en cabeza de su directora María Claudia Lacouture, organizó una reunión con sus afiliados, empresarios y gremios, en los salones del Club El Nogal, otrora objetivo militar de las FARC en una terrorífica noche de bombas y muertos inocentes por doquier, para escuchar las propuestas del candidato presidencial del castro – petrismo, Iván Cepeda Castro.
No es un mal chiste o un chiste irónico; o si se quiere, hasta cruel. No, fue toda una velada ejecutiva concurrida para intentar buscar “puntos de encuentro” por quien se define e identifica como vocero de los grupos terroristas que asolan los territorios colombianos e infiltran las entidades de gobierno para cometer delitos de lesa humanidad, cuando aún no está esclarecido el magnicidio de Miguel Uribe Turbay, ni existen pistas serias o creíbles sobre sus determinadores y autores intelectuales.
¿Cómo se explica eso y cómo pretende “normalizarse”? ¿Cómo entender que el candidato presidencial del gobierno actual, que lidera unificadamente las encuestas y cuenta con apoyos “Non Sanctus” para continuar el proyecto de desinstitucionalización de Colombia, aupado por criminales y mafiosos, se sienta a “proyectar visiones de desarrollo” con quienes producen, generan empleos, pagan impuestos, respetan la ley y sufren la persecución, las amenazas y la extorsión de bandidos y burócratas del petrismo? ¿Somos genéticamente tontos o idiotas… o jugamos a “dos bandas”?
¿Qué creen que puede aportar este sujeto? El lobo invitado a una “piyamada” de ovejas y cabritos.
Esto debería tener consecuencias al interior de los afiliados a AmCham Colombia y sobre la gestión de su directora; este país de tibios “políticamente correctos”, no resiste otro foro de idiotas.
*Economista y Abogado.

