La humanidad soporta el terrible paso devastador del alzhéimer, enfermedad que elimina la memoria y llena de dolor al mundo.
Se encuentran en los hospitales viejos amigos, que toman asiento uno frente al otro sin determinarse, han olvidado quiénes son y viven un mundo de silencios prolongados y profundos.
Por momentos parece asomarse una mirada fugaz que, como un milagro del amor, nos alienta. Cuánto me ha impactado saber que mi Marilyn Monroe no conoce a nadie. Se ha frustrado mi entrevista con ella. Me queda solo el consuelo de mirar sus fotos y repasar los años que fuimos vecinos y tuvimos el privilegio de disfrutar su hermosura en nuestro barrio de Manga. De su álbum obtendré las fotos con el Duque de Edimburgo en el Club de Pesca, con Avianca, el vendedor de raspao, cepillando hielo y del estruendo de su campana cuando salía en su convertible azul celeste por el garaje. Aspiro a devolverle el beso que me dio en mi niñez cuando la miraba por su ventanal, la noche de la fiesta de los toreros en su mansión. Mi hermano Rafael no conoce a nadie, conservo parte de su biblioteca, documentos de los caños y lagos, del Festival de Música del Caribe y de las jornadas gastronómicas del mágico fogón de Lácides Moreno. Guardo el recuerdo de su primera manilla de béisbol que mi abuelo puso en el shortstop de nuestro pesebre. De Rafa aprendí tanto, por eso quiero regalarle en esta Navidad anchetas de mi memoria. Lástima que Rafa ya no pueda tocar los bongós y acompañar a Alfredo de la Fe con su violín por la Vitrola en esta Navidad. Lo vimos hacerlo al lado de “Chicharrón” y “Michi” Sarmiento. Yo sé que varios amigos regalarán su amor a familiares que llevan tiempo con alzhéimer. Mi hermana Esthercita murió de este padecimiento. Sus amigas la recuerdan en sus tertulias y cumpleaños. Las encuentro con frecuencia tomando café y hablamos de ella. Fue imagen de nuestra madre reflejando bondad y amor. Siempre la llevaremos guardada en nuestros corazones.
Estas columnas me han ayudado a escribir libros en los que recojo una época de Manga. Muchas personas que allí menciono se han ido por el alzhéimer.
Se habla de que pronto habrá una cura definitiva. Sería un gran acontecimiento ver de vuelta la memoria perdida. Ojalá que el alzhéimer pase a ser un padecimiento de ayer, daría mucho consuelo a tantas personas que quieren ver a sus familiares recuperados. Cuánto anhelamos verlos conversando con su familia, abrazados en el amor. Qué bueno sería oírlos cantando villancicos en esta Navidad y abriendo regalos en el pesebre. Qué lindo sería.
