Ya finalizando este año 2025, se nos presenta una oportunidad para reconocer los avances alcanzados. El país cerró un periodo con señales positivas: un dólar por debajo de los 4.000 pesos, un crecimiento del PIB del 3,6% y una reducción sostenida del desempleo. También la educación mostró progresos, con más de 8.400 obras invertidas en infraestructura y dotación para escuelas, colegios y universidades, tanto en espacios rurales y urbanos, mientras el turismo consolidó cifras más que alentadoras.
La lucha contra el narcotráfico mostró resultados verificables, y la política exterior se afianzó en los derechos humanos y el derecho internacional humanitario. Asimismo, se fortalecieron vínculos comerciales con China y el mercado árabe, y las reformas laborales y pensionales (última, en la Corte Constitucional - para su estudio) favorecieron a la clase trabajadora.
Persisten deudas como la reforma agraria, frenada por bloqueos institucionales, aunque se han canalizado 852.000 hectáreas para campesinos, comunidades étnicas y víctimas del conflicto.
No pueden ignorarse los hechos dolorosos, como los asesinatos del teniente coronel Rafael Granados Rueda, en Popayán y del candidato presidencial Miguel Uribe Turbay, ni los movimientos ministeriales, que han generado tensiones en el gobierno, como fueron las selecciones para carteras ministeriales de Roy Barreras, (quien ha pertenecido a coaliciones uribistas y petristas) y Armando Benedetti (hoy investigado por enriquecimiento ilícito, por la Corte Suprema de Justicia, Sala Penal).
Es indudable, las encuestas muestran a Iván Cepeda como favorito, el tono de beligerancia está subiendo, la sociedad se fragmenta por odios mezquinos, ante la falta de razonamientos constructivos y diálogos entre los ciudadanos, de cara a la construcción de una ética cívica y amable.
Así, recordemos que estamos en tiempos de Adviento: una época que invita a mirar el pasado, vivir el presente y prepararnos para el futuro. Adventus —del latín “venida”— es tiempo de oración, reflexión. La corona de Adviento, con sus cuatro velas, simboliza la luz que acompaña cada domingo; ¿y si en su centro colocamos una estrella que nos recuerde la necesidad de mantener una fe firme e inquebrantable? Que esa flama lumínica nos de buenos propositos altruistas, fortaleza y claridad para avanzar hacia un año mejor, aún en medio de este oscuro panorama.

