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Columna

Vías secuestradas

“El bloqueo de vías, además de ser un delito por ley, ha venido intensificándose a tal punto que la vía...”.

HORACIO DEL CASTILLO RESTREPO

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Ya dejaron de ser noticia, raramente son mencionados los bloqueos de carreteras entre Bolívar y Sucre. Nadie se sorprende, como todo en este país, donde la anarquía es cada día mayor. Solamente los que tenemos que usar las vías sufrimos las incalculables pérdidas y experimentamos el indignante abuso que cometen algunos que se sienten autorizados para violentar impunemente los derechos de los demás, en el proceso de reclamar lo suyo bajo la mirada pasiva de unos militares que nada pueden hacer, fuera de personificar la triste imagen de una autoridad inane, incapaz de proteger a los ciudadanos de cuanto abuso cualquiera desee infligir a sus víctimas.

El bloqueo de vías, además de ser un delito por ley, ha venido intensificándose a tal punto que la vía por San Onofre pasa cerrada la mitad del tiempo. Los tramos son los mismos y la frecuencia va aumentando. Siempre hay una excusa para bloquear. Se nota claramente que son organizadas estratégicamente para crear el máximo daño en sufrimiento y pérdidas económicas. Dicho esto, surgen muchas preguntas: ¿Quién coordina los bloqueos? ¿Están midiendo la capacidad de reacción de la comunidad? ¿Se prepara un nuevo “estallido social¨ de cara a las elecciones del 2026, si es que las hay? ¿Se podría pensar -dada su descarada pasividad- que el Gobierno está detrás de todo esto y con qué motivos? Los amables lectores también podrán hacerse las suyas.

La Constitución del 91 trajo algunas cosas buenas para el país y otras no tanto. Es claro que el derecho a la protesta hay que protegerlo, pero eso no significa que los manifestantes se sientan empoderados a pisotear a los demás –que no son responsables de sus reclamos- en su libre movilización; es tan sencillo como eso, y el Estado debe garantizar la protección de los derechos de todos. Igualmente, la Consulta Previa se ha convertido en una muralla para el desarrollo del país, tan necesitado de obras. Miles de ellas no han podido ejecutarse por las demandas de toda clase de comunidades que lo único que persiguen es extorsionar para obtener pagos en dinero. ¡Hay que reglamentar la Consulta Previa y el derecho a la protesta si queremos un país más próspero y amable!

Dicho esto, les pido que recordemos en las votaciones del 2026 todo el viacrucis que este gobierno cómplice ha permitido en las vías para generar angustia. Lo peor está por venir, no lo duden, estimados lectores. No son simples protestas, es una agenda bien planeada para generar caos hasta las próximas elecciones. El Gobierno sabe que no tiene con qué cumplir sus promesas y la violencia es la única herramienta que le queda para mantenerse en el poder.

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