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Columna

Jesucristo, Rey del Universo

“Con su resurrección, podemos tener la certeza de que el bien, la verdad y el amor ganaron la batalla...”.

JUDITH ARAÚJO DE PANIZA

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Hoy finaliza el año litúrgico con el máximo acontecimiento: Jesucristo es el Rey del Universo. Él expresó el amor de Dios por nosotros, asumió nuestro pecado, cargó con él y, a través de su sacrificio en la cruz, redimió y salvó a la humanidad. Con su resurrección, podemos tener la certeza de que el bien, la verdad y el amor ganaron la batalla, y que quienes le sigan con obediencia, fe y confianza participarán de su reino por toda la eternidad.

En medio de los grandes avances y también de las graves injusticias de nuestro tiempo, los creyentes renovamos la esperanza en el poder de Dios, confiando en que unidos a Él podemos vencer el mal y alcanzar la verdadera gloria.

A los reyes y dirigentes del mundo los rodeamos de privilegios y palacios; al rey de reyes le pagamos con una corona de espinas y lo condujimos al patíbulo de la cruz. Sin embargo, la más alta injusticia humana fue transformada por Dios en el medio de restauración de la humanidad, gracias a la entrega generosa de Cristo, que nos amó hasta el extremo, dando su vida por nosotros.

Él es la imagen visible del Dios invisible. Reconcilió al ser humano con Dios en el cielo y en la tierra, y a partir de Él se edifica un reino con todos sus seguidores obedientes y fieles de todos los tiempos: aquellos que acogen la voluntad de Dios, su gracia, su perdón y su misericordia.

Todos podemos decir, como el ladrón al lado de la cruz: “Jesús, acuérdate de mí cuando estés en tu reino”, con la esperanza que Él también nos responda: “Hoy mismo estarás conmigo en el paraíso”. El paraíso es vivir en Él, con Él y para Él, iluminados en lo más profundo del corazón por su Espíritu Santo, que nos conduce hacia Dios Padre.

Con esa alegría de sabernos triunfadores junto a Él, avancemos por sus caminos, viviendo en comunión con Él, actuando conforme a sus enseñanzas y compartiendo con quienes nos rodean de esta gran noticia.

Jesús es un rey que todo lo perdona, se entrega como alimento, cuida de nosotros, nos consuela y anima, sana nuestras heridas, nos da vida en abundancia, nos llena de amor y ternura y nos carga sobre sus hombros hacia la eternidad; un rey siempre disponible para guiarnos como maestro por el camino de la verdad, la justicia, la paz y el amor.

En un mundo que avanza con rapidez, entre tecnologías que transforman la vida y tensiones que generan incertidumbre, la fiesta de Cristo Rey nos recuerda que los poderes del momento no tienen la última palabra. Ni los algoritmos ni las crisis determinan nuestro destino. Solo Cristo reina con un poder que libera, sana y orienta el corazón hacia lo esencial: la verdad, el amor y la dignidad humana. En medio de lo cambiante, Él es la roca que sostiene nuestra esperanza.

*Sam 5, 1-3; Sal121; Col 1, 12-20; Lc 23, 35-43.

**Economista, orientadora familiar y coach personal y empresarial.

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