En el año 2021 casi por estos días, le escribí una carta abierta a la señora Amparo Grisales, absolutamente fastidiada por su insoportable desprecio por la diversidad y la violencia machista que habita en cada una de sus palabras. Y qué pereza: vuelve y juega la señora, acompañada por otra mujer de su generación, Pilar Castaño, a la que hasta esta semana admiré como pionera en espacios profesionales. ¡Ahora resulta que las feministas somos mujeres desesperadas! ¿No serán ustedes las desesperadas por reencaucharse? Porque es lo único que en mi cabeza podría explicar que salgan ¡por enésima vez a hacer pública su sumisión al pacto patriarcal, en el que han salido aparentemente bien libradas, y atreverse señalar deliberadamente a las mujeres víctimas de feminicidio, empalamiento, violencia sexual, acoso y otras formas de violencia como artífices de una “moda” que arruinó los hombres!
¿Qué ahora los hombres no hacen piropos porque básicamente están traumatizados por nuestra culpa? Pues no las piropean a ellas, sabrá Dios por qué. Ahora, para ser una persona que dice identificarse con el estoicismo (doctrina reciclada por muchos conservadores para romantizar sus vidas mediante “la aceptación del destino”, y que más parece una invitación a la resignación y a la pasividad política), se preocupa mucho por una externalidad banal como el reconocimiento de su belleza y encanto por los hombres. ¡Ninguna mujer sensata culparía del problema a los cumplidos, palabras amables o “coqueteo” normal que una persona tenga con otra! ¡Queremos que cese la vulgaridad, la violencia verbal y la creencia de que nuestros cuerpos son públicos o territorio de la guerra! Trabajamos para que las nuevas generaciones comprendan la importancia sobre el consentimiento, el respeto al cuerpo, la autonomía de las mujeres y la igualdad de derechos u oportunidades.
Sería maravilloso que se enteraran que solo esta semana la presidenta de México fue acosada y vilmente manoseada por un hombre en vía pública a plena luz del día, trabajando y sin usar la ropa que muchos señalan de “provocadora”, esa que ustedes, expertas en reafirmar masculinidades abusivas, usan. Tal vez las feministas nos veamos desperadas, y tal vez así es justamente como me siento hoy sabiendo que a septiembre de este año ¡se han reportado 621 feminicidios! Solo hasta abril ya podíamos hablar de más de 5.300 mujeres víctimas de violencia intrafamiliar y solo porque no son ustedes dos... ¿son mentiras o parte de una moda? La libertad de expresión nunca podrá ser excusa para invisibilizar el dolor de tantas personas. Si su calma es real, guárdenla; mientras muchas otras seguimos peleando por las que ya no están y por las que temen desaparecer.

