“Colombia, tierra querida, / himno de fe y armonía. / Cantemos, cantemos todos / grito de paz y alegría. / Vivemos, siempre vivemos / a nuestra patria querida. / Su suelo es una oración / y es un canto de la vida”.
La letra de esta canción es hermosa, evocadora, nostálgica, pensada con gratitud y exaltación. No sé si soy excesivamente sentimental o si son las emociones por el dolor que siento al ver a mi Patria querida revolcarse en el barro, en medio de una maratón de hienas que van detrás de cualquier presa para atraparla y devorarla, o es que son los años vividos que empiezan a arrugar la piel y encoger el alma por la nostalgia y congoja.
Valdría la pena hacer un estudio profundo sobre todas las utopías que nos venden los farsantes, hipócritas y ególatras gobernantes, candidatos, influenciadores, ilusionistas y culebreros. “Su suelo es una oración / y es un canto de la vida. / Cantando, cantando yo viviré, / Colombia, tierra querida. / Cantando, cantando yo viviré, / Colombia, tierra querida”.
Y somos resilientes, seguimos dando la cara a pesar de la adversidad, y estamos dispuestos con cabeza fría y serenidad a entender las formas y compromisos individuales con el voto, necesitamos ver los resultados de un país que avanza, de un país próspero y no lleno de trabas. Hay que recuperar a la Colombia potencial, a la Colombia de oportunidades, a la Colombia de progreso, a la Colombia de oportunidades. No podemos permitir continuar arrumando escombros y no saber cómo edificar, no podemos seguir con la brújula averiada por falta de una guía que fije preceptos claros y nos permita entender lo que reza el Artículo 1 de la Constitución Política de Colombia, que es siempre una invitación a defender los Derechos Humanos en los aspectos físicos, mentales, emocionales, integrales como garantía de un buen vivir dentro de las necesidades básicas que suplen la condición de una vida digna.
“Colombia es un Estado social de derecho, organizado en forma de República unitaria, descentralizada, con autonomía de sus entidades territoriales, democrática, participativa y pluralista, fundada en el respeto de la dignidad humana, en el trabajo y la solidaridad de las personas que la integran y en la prevalencia del interés general”. Y entonces en su cuarta estrofa del Himno Nacional de Colombia, que la voy a entender para toda Colombia de Norte a Sur, de Oriente a Occidente, pasando por cualquier rincón, dice: “... A orillas del Caribe / Hambriento un pueblo lucha, / Horrores prefiriendo / A pérfida salud. / ¡Oh sí! de Cartagena / La abnegación es mucha, / Y escombros de la muerte / Desprecian su virtud”.
Parece que todos insistimos en recordar la historia y no para NO repetirla, sino para adicionarle situaciones escabrosas. Escucho un dicho que diré con más decoro: “La porquería entre más la escarbas y remueves, mas hiede”. ¡Colombia!

