En 1773 aparece el Colegio Real y Seminario Conciliar San Carlos Borromeo y en 1775 aparece el teatro de comedias, El Coliseo. Ubicadas en la misma calle, la una en frente de la otra, se dedicaron a cultivar el saber, la cultura y las artes al final del siglo XVIII. Entonces las reformas borbónicas trataban de contrarrestar las ideas de emancipación e independencia, las cuales parecían viables a la luz de todo aquello que circulaba por este puerto, vía contrabando y sin las ataduras comerciales del imperio español. Unos 50 años después aparece la Universidad de Cartagena en 1827.
Entre Seminario (1773), Teatro (1775) y Universidad (1827) acaece la Independencia de Cartagena en 1811, acontecimientos donde las personas, la cultura visual y la comunicación fueron relevantes: se desplomaron unas imágenes y nacieron otras.
Así tenemos personas que vivieron los tránsitos institucionales de la Colonia a la República, como por ejemplo, José Joaquín Gómez Lacroudrache, que fue rector del Colegio Nacional y Seminario San Carlos Borromeo y fue el primer rector de la Universidad del Magdalena e Istmo (Universidad de Cartagena). Mientras tanto, se pasó de la imagen del escudo de la corona española, a la imagen del escudo de Cartagena independiente junto con su bandera y otros elementos. José Joaquín Gómez Lacroudrache vivió el tránsito de una cultura intelectual clerical a una cultura intelectual secular en un contexto muy cambiante. Así tenemos que otras imágenes importantes son las monedas acuñadas en 1812 con el sello del Estado de Cartagena de Indias; la portada de la Constitución del mismo año; los billetes emitidos con las firmas de Manuel Rodríguez Torices como prefecto y Eusebio María Canabal como diputado, quien además, en 1832, le siguió en la rectoría a Gómez Lacroudrache.
Se pueden mencionar algunos hechos como el comercio de cuadros e imágenes religiosas; la llegada del negocio de compañías teatrales y otros espectáculos como los de música, magia y variedades; la importación y proliferación de la imprenta, lo que propició el negocio de la prensa; la llegada del daguerrotipo, lo que derivó en negocio con la producción de tarjetas de visitas y álbumes familiares entre otras; la afición fotográfica que capturó aspectos de la vida urbana decimonónica como los retratos, las panorámicas de la ciudad y su bahía; la oferta comercial de ‘vistas’ y juguetes ópticos en las tiendas de la ciudad, y que probablemente la comunidad académica les dio un uso didáctico, al igual que con la fotografía.
Queda suponer la asistencia de un asombrado público universitario aquella noche decembrina de 1897, cuando se presentó el cine por primera vez en Cartagena, en el Teatro Mainero, otrora teatro de comedias El Coliseo, a tan solo dos cuadras de nuestro querido Claustro de San Agustín.