Para nadie es un secreto que el Ministerio de Hacienda le ha bajado los recursos a las Fuerzas Armadas, la Policía, el Ejército, el Comando General de las Fuerzas Militares y la Armada Nacional. A causa de ello estas padecen un desfinanciamiento que ha afectado sus operaciones. La tijera se le paso a divisiones, brigadas y comandos en 24 departamentos y Bolívar es uno de ellos.
La causa indígena entre la dignidad y el abuso del poder
Wilson RuizEsto no solo ha afectado la seguridad del país. En Cartagena, la imagen desaliñada y algo olvidada de la Fuerza Naval se ve en su fachada oxidada, sucia y caída. En otros tiempos las paredes empedradas que servían de cerramiento a sus instalaciones, en Bocagrande, se veían mantenidas. Todo lo que rodeaba a la marina colombiana se veía impecable y generaba respeto y orgullo a quienes recorríamos su orilla al entrar y salir del barrio.
Hoy sus rejas desplomadas y amarradas con alambres oxidados se tapan con polisombras caídas mientras se arreglan. Algunas están tan frágiles que no aguantarían un empujón de cualquier descuidado transeúnte. El concreto que sostiene el cerramiento ha sido corroído por la humedad y el óxido de forma evidente. La pared que protege las casas de los comandantes es un muro sucio por la contaminación, al que no se le hace mantenimiento hace meses ni se la ha buscado alternativa para evitar que se le pegue la mugre.
Los edificios donde viven algunos de los militares, en un conjunto residencial a la entrada del sector turístico más importante de la ciudad, vegetaron con la pintura caída por años con el olvido como testigo de la pobreza a la que han sido condenados. Es triste ver que quienes defienden y trabajan por nuestro país deban vivir en esas condiciones. El Hospital Naval es una gran edificación a la que también le han recortado el presupuesto. Sus servicios médicos se han limitado y los grandes procedimientos deben hacerse en Bogotá. Una de las mejores instalaciones hospitalarias del país se ha reducido a la medicina básica. Les siguen en el recorrido los antiguos terrenos de la bomba El Limbo. Por encima se ve cómo cae el techo del reconocido ‘Tiger’ y el abandono a estos terrenos. Aun cuando ya empezaron algunos arreglos primordiales, aún falta mucho.
Debo reconocer que para los cartageneros la Fuerza Naval del Atlántico siempre ha sido un orgullo. Ver zarpar el Buque Gloria y las diferentes corbetas por nuestra bahía ha sido motivo de satisfacción y presunción. Ver caminar a nuestros cadetes vestidos de blanco por las calles de Cartagena es parte de la memoria de muchas jóvenes casamenteras que soñaron con llevarlos del brazo a las fiestas locales. Algunas lograron casar a muchachos que empezaban una carrera que los llevaría a navegar por los mares del mundo, llevando con honor nuestra bandera.
Por todo esto duele la desidia y el olvido de sus instalaciones. Su presencia es importante para los locales.