En 2024, el gobierno de Dumek Turbay contrató $60.269 millones con la polémica Edurbe. Esa cifra es alta si se compara con los $39.000 millones que la administración de William Dau contrató entre 2020 y 2023. Ese dato es uno de los hallazgos del reciente informe de Funcicar tras revisar la contratación del primer año de Turbay con esta empresa industrial del Estado, que se rige por su propio manual de contratación.

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ARMANDO CÓRDOBAFuncicar encontró que el 76% de los contratos que la Alcaldía le entregó a esa empresa fueron subcontratados por invitación directa, es decir, a dedo. Edurbe escoge las firmas que le parecen idóneas para luego invitarlas a presentar ofertas. Así fue como, en junio del año pasado, contrató a Dulis Garrido Raad, amigo del alcalde Turbay, para remodelar el coliseo Bernardo Caraballo por $2.281 millones, como contó La Contratopedia Caribe.
Apenas el 24% de la contratación que le encomendó el Distrito a Edurbe se firmó tras un proceso de competencia, pero con restricciones porque fueron invitaciones cerradas. En esa modalidad, Edurbe invita a un grupo de hasta 10 empresas para que envíen ofertas. Aún así, Funcicar encontró que no hubo pluralidad de oferentes.
“En todos estos procesos solo hubo una oferta habilitada, lo que da cuenta de que no existe una amplia participación de ofertas en los procesos competitivos que adelanta Edurbe”, indicó Funcicar.
La veeduría también encontró que de 13 contratos de obra que la Alcaldía le adjudicó a Edurbe, 12 tuvieron prórrogas de tiempo. El plazo adicional para ejecutar esas obras fue, en promedio, de 79 días extra, es decir, más de dos meses.
Seis contratos sumaron también más de $10.900 millones en adiciones, que en algunos casos llegaron hasta el límite legal permitido del 50%. Esas adiciones, sin embargo, reflejan también fallas en la planeación de las obras.
Además, al menos tres contratos clave se ejecutaron sin interventoría: la demolición del edificio Aquarela, por $11.897 millones; la señalización de playas, por $7.656 millones, y el mantenimiento de Transcaribe, por $4.341 millones.
Por actuar como intermediaria, Edurbe cobró $4.225 millones en gastos de gerencia, cerca del 7% del valor de cada contrato. Recursos que el Distrito pudo ahorrarse si hubiera contratado esas obras y servicios de manera directa.
Según Funcicar, en los contratos revisados no hay una justificación técnica o financiera de “por qué resulta ventajoso” para la Alcaldía contratar a Edurbe para la ejecución de obras en vez de contratarlas directamente.
Las razones que históricamente han dado los funcionarios del Distrito para justificar la contratación con Edurbe son la inmediatez que requieren las obras y la experiencia de esa entidad en la gerencia de contratos. Aunque, los hallazgos de Funcicar ponen en duda esos argumentos y muestran que, lejos de ser una garantía de eficiencia, Edurbe sigue siendo una intermediaria costosa y con escasos controles.
*Columna escrita a cuatro manos con el periodista Antonio Canchila.
