Continuando con la última parte de mi columna anterior, coincido con el profesor español Jesús González Maestro en que mucho mejor que los libros de autoayuda y la adhesión a la explosión en medios digitales de los autodenominados “coaches” es, por ejemplo, la lectura de autores del Siglo de Oro español, que ofrecen un buen manual para defenderse en la vida.
Solo mencionando el Quijote encontraremos suficientes consejos de comportamiento para lograr “éxito” en una maravillosa combinación de lecciones de honestidad representadas en forma literaria, que es lo que falta tomar en serio en la educación en la que se forman buenos técnicos sin suficiente pedestal humanístico para enfrentar los embates diarios que en bandeja coloca, por ejemplo, la corrupción, estimulada por el deseo exagerado de dinero propiciado por la sociedad global mercantil en la que vivimos.
¿No serviría leer y analizar los capítulos en los que se presentan las bodas de Camacho? ¿Qué provecho podría obtenerse, en la educación política de jóvenes, del episodio en el que el viejo hidalgo intenta enseñar a Sancho las maneras de gobernar la Ínsula? Es que la mayoría de asuntos importantes para enfrentarse con “éxito” a la vida están escritos, y no es necesario aprenderlos hiriéndonos el alma o el propio pellejo.
Vayamos más allá de el Quijote. En Aristóteles hallamos toda la enseñanza para vivir… sobre la amistad encontramos que describe distintas categorías. ¿No nos pasa que en ocasiones nos equivocamos al ponerlos en otra categoría?, en cambio si los identificamos bien nos libraríamos de muchísimas frustraciones futuras si no confundimos la amistad por utilidad de la amistad por virtud o por placer.
No puedo dejar de mencionar que al paso de los siglos, las costumbres, la educación y las culturas, en su evolución, se han transformado. Antes la virtud era más valorada, no es lo que hoy es en una comunidad global que apuesta principalmente por valores mercantiles que generan consumo y por lo tanto, dinero, que es lo que ahora se espera de una persona “exitosa”.
Opino que los mejores libros de autoayuda son los clásicos y los mejores “coaches” o “influencers” son los maestros. Para ambientar esta columna yo he escogido estos autores, pero un profesor universitario o de lengua castellana sabrá elegir mejor que yo, para enseñar a las futuras o actuales generaciones de jóvenes a tener frente a la vida una actitud de sensatez y moderación que hace mucha falta.
En lo que sí creo que hay que reflexionar es en la forma de como invitar a los “coaches” a lograr adaptaciones de piezas literarias clásicas con suficiente profundidad y, de golpe, para el caso de los “influencers” sin formación, orientarlos en programas no académicos, de autoformación, a cargo de universidades, porque no podemos tapar el sol con un dedo cuando hacia allá nos dirige el mundo cultural global.