comscore
Columna

Shibuya

“Ahora bien, y aquí viene lo interesante: puedes pararte horas en el referido cruce peatonal y nunca verás un papel o una basura en el piso…”.

Jorge Rumié

Compartir

En todos los países desarrollados que he visitado, existen tres patrones comunes de comportamiento entre sus habitantes que son contundentes y fáciles de percibir cuando recién llegas: el cumplimiento de las normas de tránsito, la puntualidad y la limpieza de sus ciudades. No obstante, en el caso de Japón, estimado lector, con relación al nivel de limpieza, están en otro planeta.

Para que tengas una idea de lo que afirmo, quiero contarte la experiencia vivida en el distrito de Shibuya, en Tokio, reconocido por sus múltiples zonas comerciales repletas de almacenes, restaurantes, oficinas y edificios residenciales. Shibuya se ha convertido también en un ícono turístico, pues allí se encuentra el cruce peatonal más famoso del mundo, atravesado diariamente por más de un millón de personas, equivalente a la población total de Cartagena. ¿Te imaginas?

Ahora bien, y aquí viene lo interesante: puedes pararte horas en el referido cruce peatonal y nunca verás un papel o una basura en el piso. Nunca. Estuve ahí y la examiné con máximo detalle. Incluso la Policía se me acercó y me preguntó en inglés: “Ajá, señor, ¿y cuál es la revisadera del lugar, se le perdió algo?”. Y cuando les expliqué la diferencia con nuestro cruce peatonal en Bazurto, adornado con toneladas de desechos y papeles, fue cuando entendieron mi perplejidad.

Por cierto, en ese mismo punto del cruce peatonal, en su parte subterránea, está localizada la que vendría siendo la estación de transporte más compleja y enredada del mundo. Es un laberinto de varios niveles donde convergen múltiples líneas de metro, trenes de cercanías, “trenes bala” y tanta gente y salidas que, si te pierdes, mueres de viejo. Así de sencillo. Es una ciudad subterránea. Sé de un amigo que perdió a su novia en esa estación y cuando pudo hallarla, tiempo después, ya estaba casada con un japonés y tenían un hijo. Sin embargo, lo importante acá fue que pude recorrer el lugar durante varias horas y jamás encontré basura en el piso. Y eso que los japoneses no ubican canecas en los lugares públicos, porque para ellos la basura es tuya y debes llevarla a tu casa.

Pero, ¿cuál es mi punto? Sencillo, ¿queremos salir de la pobreza y desarrollarnos? Pues empecemos con lo fundamental: cero basuras en las calles. El día que seamos más limpios, respetuosos y ordenados entre nosotros, anótalo que ya habremos cruzado el umbral del progreso. Como dijo el Almirante William H. Mc Raven en su famoso discurso a los graduandos de la Universidad de Texas: “¿Quieres cambiar al mundo? Pues empieza tendiendo tu cama”.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News