A las buenas o a las malas, cuando se entra en el período de decadencia, muchas personas necesitan afianzar su poder y para permanecer vigentes en medio del caos, la inseguridad, la zozobra, son obstinados y, a través de sus discursos sean cuales fueren, incoherentes, descabellados, inconsistentes y, en ocasiones no acordes a la realidad, obligatoriamente y aprovechándose de las redes sociales o medios de comunicación, aparecen constantemente como las bolas de disco espejo de discoteca, centelleantes, empujando a las personas al éxtasis, con alborotos, discursos punzantes, divisorios, ponzoñosos, mientras que el ser humano víctima de las promesas eternas se convierte en malabarista de tiempo en tiempo, zigzagueante ante los discursos reincidentes y poco creíbles que nos han condenado a padecer una libertad maniatada de casa por cárcel durante años y años. Quizá nos tengamos que aguantar la agonía en medio del estribillo acústico y cantaletero de un zumbido prolongado (también es una manera de llamar la atención) de los actuales gobernantes y los próximos que se postulan y que se reproducen como conejos, siendo una burla para los ciudadanos colombianos. Tomado de un titular: “107 nombres y contando: así avanza la puja por suceder al presidente Petro”. Y al final de los períodos, nos toca vivir con el sinsabor de no encontrar salida a semejante disparate en que se ha convertido la política que va en mancornada con la desvirtuada palabra “democracia”.
Por ejemplo, vemos en las calles personas vestidas de una u otra forma, quizás estrafalarias, quizá ligeras de ropa, quizá con demasiados herrajes encima o como les provoque, y ciertamente la gente voltea a mirarlas porque llaman la atención, pero esas personas están en libertad de hacerlo porque no están ofendiendo a nadie, como diríamos, están en su derecho y me parece chévere que cada cual utilice la indumentaria con la que se identifica, sin embargo, cuando se tiene un poder de alta gama, aunque el pueblo (que no es el 100%) sea quien elija a sus representantes, esas personas, desde el presidente hasta el concejal, edil, etc., para no nombrar todas las jerarquías, están en el deber y obligación de respetar a la ciudadanía con sus actos, palabras y términos ofensivos o fuera de lugar que no tienen nada que ver con la administración de un país o con las determinaciones para alcanzar el bienestar colectivo. Es muy astuto crear polémicas con estos lenguajes para así seguir llamando la atención y que las redes se cundan de memes, esta es la mejor forma de mantenerse vigentes, estar de boca en boca, aunque sea para criticar a esa persona.
Esa es la táctica para ser el centro de atención. ¿Lo habían analizado de esa manera? Me duele mi país y su deterioro.