comscore
Columna

Volver a la ternura

“Desde tiempos inmemoriales, en todas las culturas antiguas y recientes, permanecen distintas clases de cielo...”.

HENRY VERGARA SAGBINI

Compartir

Desde tiempos inmemoriales, en todas las culturas antiguas y recientes, permanecen distintas clases de cielo: Nut, Antiguo Egipto; Urano, Grecia; Morada de los dioses, Olimpo; Caelum, Roma antigua; Paraíso, morada de los cristianos; A-Samara, cielo del Corán; Pacha, cielo andino; Trece cielos, de los Aztecas; sin embargo nada puede ser más placentero que degustar, sin límite de tiempo, parrandas vallenatas con auténticos juglares, homenaje al terruño, a la amistad, a la ternura de la mujer amada.

En Valledupar, Villanueva, San Juan del Cesar, Fonseca, Patillal, San Diego, La Paz, La Gloria..., germinan talentos como la verdolaga: Rafael Escalona, Leandro Díaz, Tobías Enrique Pumarejo, Gustavo Gutiérrez, Hernando Marín, Rosendo Romero, Fredy Molina, Iván Ovalle, Diomedes Díaz, Fernando Meneses y sus inmortales ‘Momentos de amor’.

La Parranda Vallenata, con mayúsculas, es sin duda tributo a la genuina democracia: todos, por igual, empapan su alma de alegrías y nostalgias, experiencia sobrenatural donde el tiempo se detiene y revive en cada nota, mientras los versos fluyen emplumando la esperanza. ¿Cómo olvidar al maestro Leandro Díaz?, capaz de mirar con los ojos del alma, afrontando invicto los retos de la vida sin importar precariedades y dolores, aferrado a la dignidad humana, al amor, a la vida, hilvanando cánticos inmortales, honrando a Matilde Lina, esa que “Cuando camina, hasta sonríe la sabana”, asegurando que “Hay un nuevo encanto en la sabana”, en adelanto van estos lugares: ¡Ya tienen su Diosa Coronada! mientras Iván Ovalle no pierde instante rindiendo honores a la mujer que anida en sus requiebros: “Cuando pasas por mi lado, quedo mudo como el cielo sin estrellas, sin las aves veraneras”, aconsejando “Volver a la ternura” porque “El amor es más fuerte que yo”, que todas las guerras, envidias y maldades en un país y un mundo signado por odios, rencores y avaricia; donde los versos enamorados agonizan remplazados por graznidos de fusiles.

Sin embargo, no todo está perdido: la mujer, madre y esposa, únicas capaces de fabricar milagros de paz y convivencia perennes sembrando justicia, respeto, ternura y amor, esencias benditas, antídotos del odio que calcina dignidades y sueños. ‘Volver a la ternura’ es urgente e inaplazable: debería ordenarse por decreto presidencial garantizando vivir y morir según anhela Rosendo Romero, poeta villanuevero: “Quiero morir como se muere en mi pueblo, serenamente, sin quejarme de esta pena”. Y, finalmente, si no consigues sosiego en este país esquizofrénico, donde la ideología prevalece sobre afectos, construye la ‘Casa en el aire’ del maestro Escalona, bríndales cobijo a mariposas amarillas de Mauricio Babilonia, arrugas de abuelos, sonrisas infantiles, alejado de discursos energúmenos y odios eternos de Caín.

Únete a nuestro canal de WhatsApp
Reciba noticias de EU en Google News