Los resultados de la pobreza monetaria del DANE para 2024 muestran la consolidación de la reducción en el número de personas pobres, cuando cerca de 1,2 millones de colombianos salieron de esta condición. Esa disminución es, en gran parte, resultado de choques agregados y respuestas locales, que pueden llevar o sacar a las personas de la incidencia de la pobreza.
Tras el efecto económico de la pandemia, la pobreza alcanzó en 2020 un pico: 41,1%. Sin embargo, desde 2021 el indicador ha registrado la corrección más acelerada del periodo 2012–2024, hasta alcanzar 31,8% en 2024. Este avance puede atribuirse a la recuperación económica pospandemia y a las políticas sociales implementadas en el periodo.
Los cambios en los indicadores de pobreza en el país evidencian diferencias geográficas. Mientras ciudades como Ibagué, Bucaramanga, Tunja y Neiva registraron reducciones anuales promedio iguales o superiores a los 5 puntos porcentuales entre 2021 y 2024, la mayoría de las capitales del Caribe se concentraron en los rangos de peor desempeño. En varias de ellas, como Riohacha y Valledupar, los avances fueron nulos o marginales.
La dinámica nacional en la reducción de la pobreza tuvo como principales protagonistas las grandes ciudades. Entre 2023 y 2024, Bogotá y Medellín concentraron el 39% de la caída total en el número de personas en condición de pobreza y el 36% de la reducción de la tasa de incidencia nacional. Por su parte, todas las áreas rurales aportaron el 11,5% y 13,7%, respectivamente. El patrón se repite en la pobreza extrema: Bogotá y Medellín explicaron el 42% de la disminución total en la incidencia de pobreza extrema, mientras que las zonas rurales el 6,4%.
Entre 2022 y 2024, los principales factores que explicaron la reducción de la pobreza fueron los ingresos laborales formales (36%) y los ingresos informales (23%). En contraste, el único componente del ingreso que aumentó la pobreza fueron las ayudas institucionales. Si todos los componentes del ingreso de los hogares se hubiesen mantenido constantes en el periodo, excepto por la disminución de las ayudas institucionales, la pobreza habría aumentado en 1,8 puntos porcentuales. Por el contrario, si únicamente hubiesen variado los ingresos laborales, la pobreza se habría reducido en 2,9 puntos porcentuales.
La acelerada reducción de la pobreza monetaria desde 2021 confirma el papel determinante de la recuperación del empleo y del fortalecimiento de los ingresos laborales, aunque también resalta la importancia de mecanismos distributivos (e.j. subsidios y transferencias entre hogares). Asimismo, las marcadas diferencias territoriales, con avances concentrados en grandes áreas urbanas y rezagos en varias capitales del Caribe, subrayan la necesidad de políticas diferenciadas que respondan a las realidades locales.