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Columna

Avanzar, no ralentizar

“También fue coherente que el alcalde echara para atrás la mala idea de instalar cámaras de fotomultas...”.

Javier Ramos Zambrano

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Si hay que hacer un listado de las decisiones más relevantes que para Cartagena ha tomado el alcalde Dumek Turbay, sin duda los temas que inciden en la movilidad deben aparecer entre los primeros.

Sabe el alcalde que una millonaria inversión en infraestructura vial impacta en muchos frentes, pero principalmente en la calidad de vida del ciudadano. Un amigo me comentaba que desde que se pavimentó la antigua trocha de Nelson Mandela, llega mucho más temprano a su casa donde lo esperan sus hijos. “Normalmente, por ahí no se podía pasar, y cuando llovía… menos”, recuerda.

Pensar en más vías y menos restricciones también ayuda a ese objetivo. Por ejemplo, lo de quitar el pico y placa a mediodía fue una decisión acertada, así como su rotundo no a la propuesta de ampliarlo por 24 horas. Son medidas que van en la línea correcta: permitir el flujo, no entorpecerlo.

Nadie es feliz en un trancón. Los trancones no solo desesperan, sino que alteran el estado de ánimo de más de uno. Hay quienes, al no saber controlar sus emociones, terminan gritando a otros conductores y llevando esa rabia a su casa, a su familia. Nuevamente, calidad de vida: la misma que seguramente se verá reflejada cuando entren en funcionamiento los intercambiadores de La Carolina y Ternera.

Avanzar y no ralentizar: ese debe seguir siendo el propósito. Por eso también fue coherente que el alcalde echara para atrás la mala idea de instalar cámaras de fotomultas, que muchas veces se convierten más en un negocio recaudatorio que en un verdadero mecanismo de prevención.

Ahora bien, si de coherencia hablamos, vale la pena que el alcalde revise la innecesaria intervención que hizo el DATT con reductores de velocidad en la Transversal 54. Es inconcebible que frente a unos puentes se pongan resaltos que obligan a disminuir abruptamente la velocidad. Esto ya está provocando trancones monumentales y, peor aún, invita a que los peatones crucen por la vía en lugar de usar los puentes.

Adenda: La ciudad necesita un plan integral que articule las vías con un transporte público eficiente y seguro. Transcaribe, con todos sus tropiezos, sigue siendo la columna vertebral de ese propósito. De nada sirve tener más calles pavimentadas si el ciudadano sigue optando por la moto informal porque no encuentra un sistema confiable, rápido y asequible.

Además, urge una estrategia de cultura ciudadana. Los cartageneros debemos entender que la movilidad no es solo responsabilidad del Estado. Respetar las señales, usar los puentes peatonales, mantener la distancia y no invadir carriles exclusivos son pequeñas acciones que marcan una gran diferencia en la fluidez del tráfico.

Cartagena merece moverse mejor. Invertir en infraestructura, blindar las decisiones contra improvisaciones y promover un modelo de transporte moderno que dialogue con el crecimiento urbano debe seguir siendo uno de los grandes objetivos.

*Periodista y profesor. Magíster en Comunicación.

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