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Columna

Suicidio lento

“Paradójicamente la población más afectada por esta adicción es la del sector salud, médicos y enfermeras, en estos tiempos de mayor ansiedad e incertidumbre por la crisis artificial, inducida desde...”.

Christian Ayola

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Albert Camus en ‘El mito de Sísifo’ describe cómo al vivir sumido en la rutina y la resignación, equivale a “morir en vida”. Sugiere que la concesión inercial al sinsentido, arrastra al individuo hacia una erosión gradual de la voluntad de vivir. De este modo, quien vive sin rebelarse contra el absurdo está practicando, día tras día, un lento suicidio existencial.

‘Under the Volcano’, de Malcolm Lowryes (1947), es una novela que retrata la autodestrucción progresiva de Geoffrey Firmin, un cónsul británico en México, cuya dependencia del alcohol y su abandono sistemático del cuidado personal, encarnan el concepto de ‘suicidio lento’ de forma magistral.

El doctor Arthur Guerra escribió acerca del concepto de ‘suicidio lento’ en una columna para Forbes, describiéndolo como un abandono gradual de la vida poco a poco. Fue Edwin Shneidman quien introdujo la noción de ‘muerte sub-intencionada’, para referirse a conductas de riesgo autodestructivas con intención parcial, un concepto que también aborda esa forma de autoeliminación progresiva.

Mientras en Estado Unidos en 2023 se registraron 79.358 muertes por sobredosis relacionadas con moléculas derivadas o similares al opio; en Latinoamérica se perfila como una grave amenaza para la salud pública, que podría diezmar principalmente a la población joven. México, Perú, Colombia y Chile son, hasta ahora, los países más afectados. Puerto Rico tuvo la mayor mortalidad, 1.788 fallecidos; en Colombia ya contamos 30 muertos por Fentanilo por año.

Aunque erróneamente se consideran que las muertes por Fentanilo ocurren por sobredosis, se debe aclarar que no siempre es el mecanismo letal; el Fentanilo puede causar idiosincráticamente una súbita rigidez de los músculos torácicos y el adicto sucumbe por un paro respiratorio. Su antagonista es la Naloxona, no siempre disponible en el mercado farmacéutico local; mientras la venta del Fentanilo está mal controlada, en ciertas farmacias de Cartagena se consigue a muy bajo precio, y ya comenzamos a tener los primeros casos hospitalarios por sobredosis y dependencia.

Paradójicamente la población más afectada por esta adicción es la del sector salud, médicos y enfermeras, especialmente en estos tiempos de mayor ansiedad e incertidumbre por la crisis artificial, inducida desde el Ministerio, estrangulamiento que ha derivado en atraso de salarios para los trabajadores de los hospitales, impactando gravemente su salud mental.

Mientras Estados Unidos monta un circo frente a Venezuela, Maduro y sus compinches reyes del narcotráfico se ríen perversamente de la ‘pantomima’, y se atreven a desafiarlos, porque creen que muy seguramente ese bloqueo no conducirá a nada. La mayoría de ciudadanos colombianos y venezolanos esperamos que se materialice la amenaza del presidente Trump, de recuperar la democracia, y contener al menos esa ruta del tráfico de drogas, para beneficio de todo el continente americano.

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