Tras su forzado viaje a España hace poco más de un año luego de afrontar en Colombia un “nivel de riesgo extraordinario”, según valoración de la Unidad Nacional de Protección (UNP), regresó en corta visita a su Cartagena natal la periodista Laura Ardila Arrieta. Un grupo de familiares, amigos y colegas coincidimos con ella en un encuentro reflexivo sobre complejos temas del país y del mundo, incluyendo el periodismo.
La hemeroteca de la Universidad de Cartagena fue el escenario de la reunión sin protocolos, a la que asistieron invitados de diferentes edades, líneas de pensamiento, profesiones, y condiciones sociales, que comparten el interés por propiciar diálogos constructivos de ciudad y de país, a pesar de las frustraciones que tal pretensión genera.
Con Laura se pueden tener diferencias frente a enfoques e interpretaciones, pero resulta innegable su rigor, profesionalismo e independencia, que la distinguen como un referente del oficio en el país y en América Latina. Además del interés de los contertulios por conocer sus experiencias en el exilio, compromisos actuales y proyecciones, se intercambiaron opiniones sobre la crisis de los medios, los retos del periodismo, las migraciones, la política y el poder, entre otros.
Con una visión más universal por su contacto directo con flujos migratorios que propician las guerras, el absolutismo y las tiranías, la autora de ‘La Costa Nostra’ advierte con preocupación la extinción del periodismo independiente en naciones como Nicaragua, El Salvador, Venezuela y el aumento del exilio de periodistas colombianos; fenómeno que se repite en otros Estados que afrontan conflictos internos y externos.
Deplora el desastre que representa para los medios, el periodismo y el público las redes sociales, donde sucumben los principios esenciales del oficio por cuenta de intereses ocultos tras las fake news, el matoneo digital, los hostigamientos y los desbordamientos del poder; pero admite, que al periodismo convencional le cabe un nivel de responsabilidad en la actual “crisis existencial”, por la permisividad con colegas que hicieron y siguen haciendo uso indebido de sus tribunas en favor de causas propias o ajenas que riñen con la ética y la decencia. Opina que la mejor forma de resistencia ante esos fenómenos es elevar los niveles de calidad en el trabajo periodístico.
Otro tema de debate fue la “búsqueda de la verdad” como objetivo del periodismo; para muchos no existen verdades absolutas, y estas dependen de las visiones, circunstancias e intereses. Ante la existencia de “segmentos de verdades”, la invitación de Ardila es a ejercer, desde el periodismo, neutralidad y juego limpio.
Laura ejerce en España la subdirección del Master en Periodismo y Democracia de la Universidad Miguel Hernández, la Fundación Gabo y Reporteros Sin Fronteras, el primero en su género que comenzará en octubre próximo y se propone fortalecer el periodismo Iberoamericano partiendo de reflexiones sobre su rol en las democracias.
El encuentro en la Universidad de Cartagena fue, guardando las proporciones, un abrebocas a ese ejercicio académico que motiva grandes expectativas. El análisis sobre las complejas realidades del poder del periodismo y la sociedad debería ser más amplio y constante. Gracias Laura por motivarnos con tu presencia a seguir reflexionando y buscando, mediante sanas discusiones, luces al final del túnel.