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Columna

Eliminar las fricciones

“La actitud reactiva está haciendo que las personas se vuelvan irracionales a la hora de actuar...”.

Eduardo Durán Gómez

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Uno de los grandes problemas que se viven en todo tipo de organizaciones, es el surgimiento constante de fricciones entre empleados, en donde priman las susceptibilidades y la incapacidad de actuar favorablemente ante las diversas situaciones, lo que lleva a estados de crisis que afectan el trabajo y la organización misma, y que terminan lesionando a los motivadores del conflicto. La disposición para desempeñarse proactivamente, y con habilidades para actuar por encima de las circunstancias desfavorables que se presenten, desgraciadamente no está presente en todas las personas. Es importante pensar en que cada individuo debe tener muy claro cuál es su papel, cuáles son las responsabilidades que tiene, y hasta donde llegan los límites de su actuación. Cuando eso se refunde, los funcionarios no solamente no están en capacidad de cumplir frente a unas expectativas, sino que se convierten en instrumento de choque frente a una confusión que no saben manejar y que produce cortos circuitos.Las frecuencias de fracaso laboral son bastante preocupantes, pues las personas se encuentran frente a escenarios que no ofrecen claridad y fuera de eso carecen de habilidad para actuar, lo que los lleva a provocar crisis y sucumbir en ellas.En lo primero que hay que insistir es en la actitud, no solo en la disposición para trabajar y aportar a los objetivos de la organización, sino en la facilitación de procesos de entendimiento con las personas con quienes tenga que actuar, en donde se debe exhibir una mente positiva, ausente de prevenciones y dispuesta siempre a construir sobre las alternativas disponibles. La actitud reactiva está haciendo que las personas se vuelvan irracionales a la hora de actuar: el conflicto siempre es susceptible de aparecer, pero cuando la capacidad para subsanarlo no es clara, lleva a reacciones inapropiadas, a veces desproporcionadas y siempre apuntan a ahondar el conflicto. Cualquier funcionario, por bajo que sea, debe exhibir condiciones de liderazgo, es decir, capacidad para actuar no solo individualmente, sino en grupo, bajo la premisa de que el liderazgo nunca se impone, surge de la actuación y también de los resultados. Un trabajo metódico, que vaya en función de crear valor agregado a su función y con capacidad de desenvolverse en la actuación con los demás. Quienes quieran surgir dentro de una organización tienen que tener claro que deben actuar en función de optimizar recursos y mejorar el desempeño, y siempre pensando en que, al surgir un problema, entre más se demore en resolverlo, más consecuencias negativas trae.

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