En muchas empresas, el cargo se ha vuelto un pedestal. Hay líderes que confunden su posición con grandeza, como si una oficina privada o un título rimbombante los hiciera más valiosos. Pero la verdad es más simple -y más incómoda-: el ego no lidera, lideran las acciones.
En el líder que no tenía cargo, Robin Sharma desarma el mito del liderazgo basado en el poder. A través de una historia ágil, plantea que cualquier persona, sin importar su rol, puede ejercer un liderazgo poderoso. No es el cargo lo que inspira, sino la manera de actuar, servir, escuchar y crecer. Blake Davis, un empleado común, descubre gracias a un mentor poco convencional, que el liderazgo no depende de jerarquías, una oficina con vista o de firmar cheques, sino de influir positivamente y elevar a los demás.
A lo largo de su camino, Blake aprende de personas aparentemente ‘pequeñas’ que lideran desde la excelencia: una camarera, un empresario retirado, un soldado. Sin cargos, todos líderes.
Este mensaje es especialmente relevante para quienes se han dejado llevar por el ego corporativo. Liderar no es mandar ni imponer; es inspirar, servir y hacer crecer a otros. Es abrir espacio al talento, estar presente y escuchar incluso al que menos habla. ¿Su equipo se siente inspirado o simplemente cumple órdenes por miedo o por rutina? ¿Qué pasaría si mañana pierde su cargo? ¿Quién lo seguiría?
El liderazgo de verdad no necesita una placa en la puerta. Se refleja en cómo se trata al personal de aseo, en si se agradece una buena idea sin importar de quién venga, en la disposición para aprender de todos, incluso de quienes están ‘debajo’ en el organigrama.
Las empresas más fuertes no son las que tienen más jefes, sino más líderes reales en todos los niveles. Muchos no aspiran a cargos: aspiran a hacer bien su trabajo, marcar la diferencia y contribuir con orgullo.
Liderar desde el ego crea obediencia vacía. Liderar desde la humildad construye compromiso genuino. Elija cuál quiere ser, porque el cargo se hereda o se pierde..., pero el respeto se gana.
Muchos equipos no siguen cargos, siguen personas: las que inspiran, escuchan y respetan. Los líderes sin título, que motivan, resuelven y ayudan sin buscar reconocimiento, suelen ser el verdadero motor de las empresas.
Sharma nos recuerda que el liderazgo se nota en cómo se trata al más ‘pequeño’ del equipo, en la humildad para aprender de todos y en la capacidad de servir antes que exigir.
Las empresas más exitosas son las que cuentan con líderes que inspiran y se ganan el respeto.
Tal vez ha llegado el momento de mirar a su equipo con otros ojos. Tal vez la próxima gran idea no vendrá de su círculo más cercano, sino del colaborador que ha ignorado por años. El liderazgo está en todas partes. Solo hay que estar dispuesto a verlo.
El ‘Líder que no tenía cargo’, te lo recomiendo.