Esta semana se celebró el Día del Periodista en Colombia y es la oportunidad para reflexionar sobre el oficio más hermoso del mundo, como lo definió García Márquez.
Reporteros Sin Fronteras advierte que la libertad de prensa global atraviesa su punto más crítico desde 2002. Solo en uno de cada cuatro países existen condiciones favorables para ejercer periodismo; en América Latina, el retroceso es marcado y algunos países ya son ‘desiertos informativos’. Colombia ocupa el puesto 115 entre 180 países en ese ranking.
Cierres y desapariciones de medios hablan por sí solos. Nada más la semana pasada cerraron dos emisoras con más de 75 años de historia en el país (una de RCN y la HJCK). Múltiples revistas referentes del periodismo cultural cerraron tras una década intentando revitalizarse frente a un entorno insostenible. CM&, noticiero emblemático de más de 30 años, fue retirado de emisión. ‘El Mundo’ de Medellín cerró definitivamente en 2020, entre muchos otros que se me escapan ahora.
La Encuesta Nacional de Libertad de Expresión (FLIP - Cifras & Conceptos, 2025) detecta que el 72% de los periodistas ha sufrido desgaste emocional, y el 62% se autocensura o ha abandonado temas por miedo o presión externa. Además, más del 50% de un grupo encuestado evalúa abandonar la profesión, citando salarios bajos e inestabilidad contractual.
De otra parte, entre el 1 de enero y el 2 de mayo de 2025 se registraron 57 amenazas y el asesinato de un periodista en Colombia, la cifra más alta de la última década. En el Guaviare, atentados armados contra periodistas obligan a la autocensura o a modificar la forma de informar.
El informe del Instituto Reuters (2024-2025) alerta que el consumo de noticias ha caído (afectando al 44% de los medios), junto con una confianza mínima (35%) y el ascenso de la IA y plataformas como TikTok como competidores directos.
Como señala María Teresa Ronderos (CLIP): “El modelo económico, que ya estaba roto, se volvió a romper” con la llegada de la IA.
El periodismo colombiano está bajo fuego cruzado. El periodismo es esencial para contar la historia que vivimos, la que queremos cambiar y el rumbo que decidimos darle. Si dejamos que el oficio se hunda, perderemos no solo un canal de información, sino un instrumento para pensar en común, con datos y contexto, más allá del ruido exacerbado de las redes sociales.
Rescatar el periodismo es una urgencia democrática. Se necesita garantizar condiciones laborales dignas, blindar la seguridad física y digital de los reporteros, y crear modelos de financiamiento sostenibles que premien la profundidad y la verificación. Hace falta que los empresarios apoyen sin condicionar el contenido, que las audiencias también asuman su parte: pagar suscripciones, exigir transparencia, rechazar la mala información y los sesgos disfrazados, y apoyar proyectos que investiguen, contextualicen y cuenten lo que otros quieren esconder. Las universidades y organizaciones gremiales deben apostar por el desarrollo de nuevas habilidades sin perder de vista que el núcleo del oficio es investigar y narrar con rigor. Si no actuamos, la tragedia no será noticia: será silencio.
Adenda: Despedimos con profundo respecto y admiración al periodista Eugenio Baena, a quien le agradecemos su legado.