Tras 14 años de arduo desempeño, el Coro de Cámara Voci del Mare logró su propósito de llegar al Certamen Internacional de Habaneras y Polifonías de Torrevieja (España). Se trata, sin lugar a dudas, de la mejor agrupación coral del Caribe colombiano, y concursará en el más prestigioso evento coral de Iberoamérica, que celebra este año su 71a edición. Bajo la dirección elegante y fluida de su director y fundador, el maestro Fernando Carrillo, este grupo de jóvenes músicos cartageneros representará a nuestra cultura con una apuesta única que es la champeta coral. Recuerdo haber asistido, hace unos seis años, a un impresionante concierto de Voci en un Teatro Mejía prácticamente vacío, que la prensa no cubrió. Ya en ese entonces habían sido invitados a Torrevieja e intentaban levantar fondos para viajar hasta el Viejo Mundo, pero la Fantástica les dio la espalda. Me complace saber que, tras tantos años de perseverancia, cuentan hoy con los apoyos necesarios para alcanzar tan notable tribuna cultural.
Cuando ya me había alejado yo de querer componer más champeta sinfónica, por todas las decepciones que me ha traído hacerlo, recibí una propuesta: dos estudiantes de UNIBAC, Adriana Ramírez y Paula Bravo, me alentaron a hacer un arreglo a capella del clásico criollo “La Viuda de Pesca’o” de Hernando Hernández, como parte de su tesis de graduación. Tuvieron que convencerme, porque yo ya sabía lo que iba a pasar, pero al final les dejé el arreglo hecho y se graduaron honrosamente interpretando mi partitura con Voci del Mare. Acto seguido, la pieza se viralizó. En el video original y a cada ocasión que han tenido para resaltarlo, tanto Adriana y Paula como el maestro Carrillo y los demás integrantes del coro siempre dejaron muy clara mi autoría del arreglo; pero los influenciadores digitales, medios de comunicación, y público en general, acostumbrados a despreciar el rigor y la comprensión lectora, han ocultado conspicuamente mi labor. Sería inútil nombrar a cada uno, pues no bastarían los 2.800 caracteres con espacios que alberga esta columna, pero todos ellos —con su interminable irresponsabilidad— me perjudicaron. Repito: supe lo que ocurriría, pero quise apoyar a Voci del Mare y sé que merecen mi música.
Agradezco que el coro no programase mi pieza en Torrevieja y que optase por confiar en los inmensos talentos de arreglista de sus propios miembros para configurar su nuevo repertorio: así, esta historia de éxito solo lo será de ellos. Me alegra haber contribuido al empoderamiento de nuestros artistas con mi granito de arena invisible, y disfrutaré ahora del privilegio de presenciar este insigne logro. Todo conciudadano, por más culturalmente desubicado que esté en la “nueva Arcadia del Caribe”, debería enorgullecerse del tesón y excelencia de Voci del Mare.