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Columna

La tragedia de El Pozón

“Construyeron sus viviendas con lo que tenían a mano, lejos de la ciudad que brillaba frente al mar. Escogieron un nombre: El Pozón…”.

Eduardo García Martínez

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Hace más de sesenta años comenzaron a llegar los primeros esperanzados. Buscaban en Cartagena un mejor vivir. Eran migrantes desarrapados víctimas de la violencia. Construyeron sus viviendas con lo que tenían a mano, lejos de la ciudad que brillaba frente al mar. Escogieron un nombre: El Pozón. Comenzaban la historia de un territorio de gentes humildes, pobres hasta el tuétano, pero con la dignidad asomándose a sus ojos. Confiadas en lograr un futuro digno para sus hijos. Eran la representación de la resistencia.

Ha pasado de todo en El Pozón. La pobreza no se ha ido. Las necesidades persisten. El barrio ha crecido. Tanto, que hoy son más de cien mil almas las que siguen en resistencia. Saben que deben continuar luchando para avanzar. Organizaciones comunitarias y líderes diversos orientan el camino. Las manifestaciones culturales florecen. Niños y los jóvenes van a los colegios. Algunos sectores han logrado mejor bienestar. Otros siguen en pobreza extrema. Viviendo en casuchas de mentiras, entre el barro. Sin agua potable, sin luz eléctrica ni alcantarillado. Con hambre. Mucha hambre. Con el corazón arrugado. Esperando un milagro.

En invierno la gran tragedia de El Pozón toma forma. El agua inunda por todos los costados. Es un problema humanitario. La negación de Cartagena. En 2019 se planteó como solución la construcción de varios canales de drenajes pluviales y se pidió apoyo al ministerio de Vivienda. Se hizo el Chamaría 1 y se dejó en el tintero el Chamaría 2, la verdadera solución para el drama de las inundaciones. Este canal recogería las aguas que descienden desde cuencas aferentes de Turbaco, causantes de las catastróficas inundaciones en El Pozón y su zona de influencia, y las llevaría de manera segura a la Ciénaga de la Virgen.

Este proyecto encaja de manera precisa en la visión y ejecutorias del alcalde Dumek Turbay. El gobierno de la ciudad bajo su mando puede ejecutar las obras que resolverían el problema técnico de drenaje y dignificarían la existencia de miles de cartageneros que no deben seguir sufriendo. Una intervención social de esta naturaleza sería ejemplarizante. Iniciaría el verdadero proceso de combate frontal a la pobreza que martiriza a buena parte de la población local. A comunidades que necesitan de gobernantes audaces que descuajan incertidumbres y abren senderos para revivir esperanzas.

Hay otras luces que pueden comenzar a brillar. Al frente de El Pozón, cruzando la carretera, el Distrito tiene un lote de 18 hectáreas donde es posible hacer florecer un polo de desarrollo y bienestar enorme. Será tema de próxima columna.

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