En este país donde la justicia cojea, un traidor desbarata el más importante plan de paz y seguridad que hayamos experimentado jamás; reivindican a un alcalde incompetente y condenan al procurador que lo inhabilita; unos magistrados corruptos, alguno prófugo -comprobado, el Cartel de la Toga-, se burlan de Interpol y no hicieron caso a las evidencias de los computadores del terrorista Raúl Reyes; sale a la luz pública un video claro en donde un personaje oscuro, pero conocido, recibe dinero -quizá sucio por el escenario en que sucede- y lo guarda en bolsas; el mismo personaje llega a la Presidencia, parece que extralimitándose en los topes monetarios de la campaña señalados en la ley; varios de sus ministros y funcionarios están envueltos -sub judice- en delitos o casos de corrupción como la Ungrd y otros; es vox populi los llamados Pactos de la Picota; el presidente gobierna aparentemente borracho o drogado, pero rechaza someterse a los exámenes correspondientes para descartar tal acusación; señala, miente, amenaza, propone absurdos legales e inconstitucionales en vivo y en directo; se reúne con peligrosos criminales y hasta los saca de la cárcel para que lo acompañen en tarima; uno de sus ministros -el ministro estrella- ha confesado ser drogadicto, pero en lugar de ir a una casa de rehabilitación, se mantiene en el cargo; otros muchos, incompetentes e insidiosos, a uno de ellos -nada menos que el de Justicia-, lo ‘masacra’ legalmente en vivo y en directo un jurista extraordinario -Mauricio Gaona-; no se ruborizan con las impertinencias que a diario dicen, caminan al filo del código penal, quizá violan la Constitución y la Ley con sus declaraciones, entre otros cientos de ejemplos..., ¿y no pasa nada?
Pero el que iba acabando la cosa, el Gran Colombiano, ese que fue traicionado, está a un paso de ser condenado -confiamos en que no- gracias a las denuncias de un amigo de las Farc y a un proceso abierto por magistrados del Cartel de la Toga.
Se lo dijo el papa Francisco a Santos en su cara y lo repitió en todos los discursos y homilías que pronunció en Colombia: Sin justicia no hay paz.
No se siente la autoridad, la Justicia cojea, pero pocas veces llega. Las Fuerzas Militares y de Policía se perciben maniatadas y temerosas; reina el caos y la anarquía.
Estamos distraídos con las fantasías de Petro y sus discursos incoherentes y llenos de mentiras, no solo hay caos y anarquía, sino que estamos bajo el imperio de la ilegalidad. Las gentes de bien estamos acorraladas y eso está mal. ¿Será que no va a pasar nada...? Yo confío en que sí pase algo finalmente.
Coletilla 1: Excelente réplica de la congresista Lina Garrido.
Coletilla 2: ¿Qué significará el puño izquierdo en alto que mostraron Petro y sus acompañantes, luego del discurso de Garrido y antes de abandonar el recinto?