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Columna

Para ser presidente sólo se necesita estar vivo

De cómo la política saca lo peor de los colombianos y la primera magistratura se ha convertido en un tesoro de bufones.

Juan Dosa Acevedo

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Los medios de comunicación, la sociedad civil y los analistas parecen por primera vez ponerse de acuerdo en algo: para ser candidato a la presidencia sólo se necesita estar vivo, y eso resulta lamentable en las circunstancias que rodean la campaña presidencial rumbo al 2026. De acuerdo con el artículo 191 de la Constitución Política de Colombia (tan vilipendiada que hasta el presidente en ejercicio hace campaña a costas de ella), los requisitos para lograr la tan anhelada primera magistratura nacional son: 1) ser colombiano, 2) ser mayor de 30 años, 3) ser ciudadano en ejercicio y 4) haber residido al menos 6 años antes de las elecciones en el país.

¿Se aplican los requisitos en la realidad? Para empezar, eso de ser colombiano es algo que ya hemos perdido hace muchísimos años. Nos da vergüenza llevar el pasaporte al exterior, perdimos la costumbre de izar la bandera el 20 de julio, el 7 de agosto, el 11 de noviembre; nos creemos mexicanos, gringos o europeos (según nuestro estrato social); aborrecemos nuestras raíces tricontinentales y desplazamos el “Su mercé” por vocablos extraños. Y nuestros referentes políticos son muestra clara de ello: poco conocen la cultura nacional, algunos no saben donde ubicar en el mapa de Colombia los municipios que visitan, y de historia sí que mejor no hablar.

Respecto a ser mayor de 30 años y ser ciudadano me referiré a un solo aspecto: cuando analizamos detenidamente la lista de los precandidatos (los más mediáticos al menos), parece que estamos viendo el collage de los niños de un jardín infantil. Personajes variopintos con comportamientos dignos de “Rugrats”. Parecen pequeños infantes necesitados de amor y cuidado, a quienes no se les cambia pañales sino se les debería prohibir escribir en X o hablar en pública, porque, a fin de cuentas, a estas alturas pañales y micrófonos terminan ensuciados por igual. Tal como niños malcriados, necesitan responsables que decidan por ellos, y les enseñen a comportarse en sociedad como adultos funcionales; es por ello por lo que los niños no pueden ser presidentes, porque opinan sin pensar y hablan sin consecuencias.

Haber residido en Colombia por 6 años mínimo se me hace un pésimo filtro; no vasta vivir en el país, se necesita conocerlo verdaderamente. Hay personas que sólo conocen su terruño, pero poco de provincias, de realidades, de culturas. Es vergonzoso ver a los precandidatos “untándose de pueblo”, subiéndose a los medios masivos de transporte, comiendo a la par con el ciudadano de a pie, fingiendo ser una especie más de ese nicho llamado Colombia, cuando en realidad nunca han vivido aquí, sino en su burbuja, cómodamente aislados de la sociedad que pretende que los elija.

Definitivamente, sólo se necesita estar vivo para ser presidente, o mejor dicho, ser un vivo.

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