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Columna

Ley para cumplir la ley

“Aun con riqueza en legislación ambiental, parece que los cartageneros vemos como normal las calles llenas de basura…”.

Lucía Álvarez Álvarez

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Los abogados saben distinguir el alcance e impacto de una ley, decreto, resolución, circular técnica y otras normas jurídicas del Estado colombiano. Sin embargo, para los no abogados pero amantes de la calidad en procesos, productos, servicios y en cualquier actividad de vida cotidiana, todo es ley, cuando se trata de reglas, normas, especificaciones técnicas, variables o atributos que deberán cumplir los productos y servicios requeridos por alguien para satisfacer una necesidad, ese que desde lo comercial se suele llamar cliente.

El Decreto 0670 de 2025, conocido sencillamente como Programa Basura Cero, parece una ley para cumplir una ley, según lo dispuesto en la Ley 2294 de 2023 y Decretos 1077 y 1076 de 2015, de hecho, sus antecedentes, llamados considerando, incluyen una amplia legislación ambiental, se inician con la Constitución de 1991, seguida de la Declaración ONU de Río sobre medio ambiente y desarrollo sostenible, en 1992, que menciona más de 25 instrumentos normativos, sumados a más de 10 relacionados con el principio de Responsabilidad Extendida del Productor (REP) y más de 5 resoluciones de la Comisión de Regulación de Agua Potable y Saneamiento Básico (CRA), con una visión para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) según la agenda 2030.

Aun con riqueza en legislación ambiental, parece que los cartageneros vemos como normal las calles llenas de basura y basureros en cualquier espacio, seguramente, algunos confían en que ahora habrá basura cero cuando en la práctica eso es imposible, porque todo ser humano genera residuos sólidos, otros preguntarán qué ha pasado con la Resolución 2184 de 2019 y la adopción de un nuevo código de colores, una limpia práctica de cultura ciudadana, cada casa debía separar desde enero de 2021 sus residuos sólidos separados y dispuestos en 3 bolsas: una blanca para los residuos aprovechables, reciclables o recuperables; una verde para los aprovechables orgánicos y una negra para los no aprovechables, este último contenido es basura con destino al relleno sanitario.

Los no abogados pero ciudadanos que vivimos en Cartagena viendo basura en cualquier parte también podemos generar estos interrogantes: ¿Quién entrega las bolsas de colores? ¿Quién y cuándo recoge lo separado? ¿A dónde va el contenido de cada bolsa? ¿Quién y qué hace con los contenidos? ¿Cuántos empleos formales son posibles? ¿Quiénes están comprometidos con esas Unidades Transformadoras de Residuos Sólidos? ¿Habrá coherencia? Coherencia entre la disminución de la carga del relleno sanitario y lo pagado por recoger la basura.

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