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Columna

Metaverso Yámbico

“Todo era caos, en los cielos y la tierra; tras un convenio, como esas politiqueras tramoyas actuales: concertaron que Perséfone...”.

CARMELO DUEÑAS CASTELL

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Todo era devastación y grandes sequías tras la desaparición de Perséfone, diosa de la primavera. Entre tanto Deméter, su madre, había caído en una profunda depresión. Más tarde vino a saberse que el sinvergüenza de Hades, dios del inframundo, en contubernio con Zeus, la había secuestrado.

Todo era caos, en los cielos y la tierra; tras un convenio, como esas politiqueras tramoyas actuales: concertaron que Perséfone pasaría parte del año (primavera y verano) en la tierra con su madre mientras que el resto (otoño e invierno) estaría en el inframundo con el concupiscente de Hades. Durante el secuestro de Perséfone, Yambe, diosa del humor y la poesía, convertida a la sazón en sirvienta, intentó animar a Deméter con acompasados versos subidos de tono, gestos lascivos y bebidas non santas que estimulaban el espíritu y morigeraban las consciencias. Todo ello en algo palió la depresión de la sufrida madre. Parece que, de aquella sirvienta, diosa del humor y la poesía, proviene el verso yámbico. Aunque lo usaron poetas griegos y latinos fueron los ingleses quienes le dieron vida en su forma más hermosa, el pentámetro yámbico. Se trata de un verso de cinco pares de sílabas con acento en la segunda de cada par de ellas. Dicen los que saben que su rítmica musicalidad simula los latidos cardiacos y que por ello ha sido usado en los requiebros amorosos más famosos de la historia de la literatura. Como el hermoso diálogo en ese sencillo y famoso balcón de Verona donde ambos amantes se cuestionan todo. Mientras él se pregunta ante la magnitud de sus sentimientos “¿Amó mi corazón hasta ahora? ¡Reniegue de ello la vista!”, ella duda de la viabilidad de un amor enfrentado a la ancestral rivalidad familiar de Capuletos y Montescos: “¡Oh, Romeo, Romeo! ¿Por qué eres tú, Romeo?”

Claro, también lo usó el melancólico y dubitativo príncipe danés, cual candidato presidencial de la actualidad, en su más famoso soliloquio, “ser o no ser, esa es la cuestión”, cuando se inquiría sobre la vida y muerte, la moralidad de la venganza o el sospechosamente corto duelo de su madre viuda que rápidamente se casó con el cuñado tras la extraña muerte de su amado padre.

Igual usó el pentámetro yámbico el Satanás de Milton en su ‘Paraíso perdido’ cuando decidió “mejor reinar en el infierno que ser esclavo en el paraíso”. Algo que siguen a pie juntillas algunos de nuestros gobernantes modernos cuando abdican a la ley, sepultando todo orden y la democracia misma bajo sus lujuriosas ambiciones para perpetuarse en el poder haciendo uso del metaverso moderno con sus bodegas y redes sociales. Lo dijo Mark Zuckerberg: “En el metaverso podrás hacer casi cualquier cosa que puedas imaginar”.

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