Soy comunal desde que comprendí, a muy corta edad, el porqué mi padre Senén Romero Pedroza, de forma voluntaria maniobraba el trompo para mezclar el concreto en la instalación del acueducto y alcantarillado del barrio Santa María de Cartagena. Él me contaba que era un deber ciudadano hacer parte de los procesos de mejoramiento de la comunidad, que no podíamos ser indiferentes ante la problemática colectiva.
Ese fue el cimiento para despertar la sensibilidad social, cualidad humana que nos permite tener compasión por el prójimo y ayudarlo a superar sus limitaciones, requisito para ejercer un buen liderazgo comunitario. Ahí vislumbré que no solo era sentir, sino actuar. Entonces después de la lluvia en solitario cogía una pala y a pie pelado me metía en el lodo abriendo las cunetas para que las aguas que se estancaban en la calle 70, corrieran. Después, al cumplir los 18 años y graduado de Bachiller, asumí la tarea de reactivar la Junta de Acción Comunal del barrio Santa María, donde logramos la participación de la juventud, que se vinculó al progreso social a través de jornadas artísticas.
A partir de ese momento nos unimos a la dirigencia comunal de la década de los años 80, que recibía formación del Sena, a través del Programa de Capacitación Integral para las Comunidades Urbanas (Cipacu), acción que permitió a los líderes apropiarse de la normatividad jurídica de la Constitución y leyes como la numero 11 de 1986, que brindó espacios de participación ciudadana como la elección popular de alcaldes y la división del territorio de los municipios en Comunas y corregimientos, siendo Cartagena la primera ciudad en el país en acoger esa división por iniciativa de la Dirigencia Comunal ante el alcalde Manuel Domingo Rojas y el presidente del Concejo, Argemiro Bermúdez. De igual forma se reestructuro la junta directiva de las Empresas Públicas Municipales, para incluir la representación comunal.
Años después se firmaría un acuerdo programático con el entonces candidato Nicolás Curi, que se concretó con la creación, en 1989, de la Secretaria de Desarrollo Comunitario y la designación del comunal Fermín Berrío como su secretario.
Luego nos profesionalizamos para seguir fortaleciendo el trabajo comunal a través de la formación académica, proceso que nos permite hoy contar con propuestas para implementar métodos de innovación que actualicen las organizaciones comunales.
Publicamos esta historia para que las nuevas generaciones la conozcan y entiendan que comunal no es únicamente el Dignatario, sino quien, sin ningún cargo, siempre trabaja por ayudar a su comunidad.