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Columna

Entendamos al árbol

“De ahí que regiones como la Amazonía o la Orinoquía resultan fundamentales para garantizar esa estabilidad ambiental, no solo para el bienestar de las Américas...”.

Eduardo Durán Gómez

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Mientras que no entendamos bien la función del árbol en el planeta, no será posible crear la cultura de su cuidado, que debe ir hasta la veneración. De él depende la estabilidad ambiental y la vida humana, pues sin árboles no habrá un clima sostenible, ni aguas suficientes, ni cultivos que mitiguen el hambre.

El científico brasileño Gilván Sampaio nos ha explicado en reciente entrevista con El Espectador, cuál es la verdadera función del árbol, y nos ha dicho que un solo árbol, a través de sus hojas, puede transpirar entre 300 y 500 litros de agua al día. El 50% es para la formación de lluvias; el otro 50% se distribuirá por todo el continente para alimentar la tierra.

De ahí que regiones como la Amazonía o la Orinoquía resultan fundamentales para garantizar esa estabilidad ambiental, no solo para el bienestar de las Américas, sino para el mundo entero, pues allí está la verdadera fuente de vida y allí se generarán los recursos para garantizar que el medio ambiente pueda cumplir con su función de estabilizar el planeta.

También nos dice el científico que, al derribar un árbol, ya no estará disponible para absorber el agua de lo profundo de la tierra, además queda liberado el carbono para que cumpla su ciclo de contaminación.

Deben ponernos a pensar estas descripciones científicas, para caer en la cuenta de nuestro compromiso individual y colectivo frente al medio ambiente. Las ciudades cada vez más se hacen las de la vista gorda con sus requerimientos de arborización, en donde no se aprecian avances significativos, sino que en algunos casos se es tolerante con la destrucción de buena parte de los aforos existentes.

El doctor Sampaio también hace énfasis en que el sistema climático es un engranaje, en donde no puede fallar ninguno de sus componentes, y menos el ser humano, que debe ser el principal protagonista, y el cabal vigilante de todos los procesos, para que el medio ambiente no sufra menoscabo y para que la población en general no tenga que experimentar situaciones dramáticas, como año tras año se observa, ante la mirada impotente de muchos.

Tenemos que asumir un poco la cultura de China, en donde el árbol resulta ser un instrumento de veneración para la población, y en donde hasta las embarcaciones llevan uno como señal de vida y de compromiso con el planeta.

Que ojalá la tragedia no nos siga azotando, como consecuencia de la indiferencia con que asumimos este fundamental tema.

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