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Columna

Reivindicar el valor de lo que realmente importa

“El cambio ha dejado de ser episódico para convertirse en condición sine qua non de las dinámicas económicas...”.

MARÍA INÉS URBANO C.

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El siglo XXI avanza de la mano de la omniconectividad, de los vertiginosos adelantos tecnológicos y de narrativas hegemónicas que revolucionan cada disciplina del conocimiento, legitiman prioridades que rara vez responden a las necesidades reales de las mayorías y provocan transformaciones que hace unas pocas décadas resultaban prácticamente impensables.

El cambio ha dejado de ser episódico para convertirse en condición sine qua non de las dinámicas económicas, políticas, sociales y culturales, impulsadas por el deseo de poder y por la fascinación de lo novedoso. En medio de esta marea de poder y de narrativas desbordadas, las conversaciones reposadas atraen cada vez menos la atención, justamente porque la velocidad y la búsqueda de protagonismo se han vuelto norma.

Esta dinámica fatigante de prueba y error y de cortos ciclos de aprendizaje nos conduce a vivir nuevos episodios de una misma historia, en la que persisten las desigualdades, la degradación ambiental y los conflictos armados.

Volver la mirada a lo esencial aporta profundidad, mientras que la necesidad de reemplazarlo todo nos hacen olvidar las lecciones aprendidas. Como advierte Morgan Housel, las enseñanzas que perduran son las expresiones más potentes del comportamiento humano, que ofrecen una mirada anticipada y facilitan el planteamiento del futuro. El cambio desbordado abre las puertas a polarizaciones que erosionan las relaciones humanas.

Reconocer lo que permanece es, por tanto, un acto de resistencia social, cultural y política capaz de restituir el equilibrio entre innovación y legado. Implica reivindicar la vocación, cultivar el respeto y erigir un contrapeso al riesgo de un futuro incierto, violento y desigual, derivado de todo aquello que no logramos manejar y de los deseos que alimentamos en nuestra singularidad.

En una época marcada por tensiones de poder y el auge del radicalismo, resulta urgente atender la advertencia de Jeffrey D. Sachs, quien señala que estamos poniendo en riesgo al planeta sin contar con una guía que oriente su rumbo. Por ello, hoy más que nunca, necesitamos construir unidad desde el corazón, rescatar el sentido profundo de lo que realmente importa y promover el respeto por las diferencias, con la mirada puesta en un futuro con sentido, pacífico y armonioso.

*Vicerrectora Administrativa Fundación Universitaria Colombo Internacional UNICOLOMBO.

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