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Columna

Recordando al poeta Candelario Obeso Hernández

Candelario sobrevivía en medio de su pobreza, fue traductor de poetas ingleses, alemanes y franceses, fue profesor de la escuela en “La Mojana” y combatió en la guerra civil de 1876.

Orlando Díaz Atehortúa

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Algunos habitantes de la “Tierra de Dios”, Santa Cruz de Mompox, vieron nacer a Candelario, el 12 de enero de 1849. Murió un 3 de julio de 1884, en Bogotá, ya hace 76 años, se descerrajó un “balazo” con su pistola “remington” en el pecho. Padeció una agonía de 3 días y 2 noches, en broma manifestaba: “le apunté al blanco, pero le di al negro”, sus amigos le tuvieron que mentir al sacerdote, diciéndole que había sido un accidente, para que le diera su absolución eclesiástica, en esos tiempos esa gracia no era permitida para los suicidas.

Su padre era el abogado Eugenio Obeso, quien tuvo una relación clandestina con su lavandera, María de la Cruz Hernández. Obeso vive con su progenitora en una situación en extremo precaria, de mucha pobreza, no obstante, realizó sus primeros estudios en el colegio “Pinillos” de su ciudad natal; luego, obtuvo una beca para estudiar en Bogotá, en el colegio que fundó Tomás Cipriano de Mosquera, claustro educativo que fue clausurado por la guerra de 1867. Obeso ingreso a las facultades de ingeniería y de derecho de la Universidad Nacional, sin embargo, no terminó sus carreras, sus pasiones eran otras.

Candelario sobrevivía en medio de su pobreza, fue traductor de poetas ingleses, alemanes y franceses, fue profesor de la escuela en “La Mojana” combatió en la guerra civil de 1876 y se desempeñó, gracias al presidente Tomás Cipriano, como Cónsul de Tous – Francia.

En Bogotá se enamoró perdidamente de una mujer, muy hermosa, perteneciente a la clase alta, quien no le daba ni la hora, esa cerrada sociedad capitalina, era en extremo discriminatoria, un negro patirajado y pobre era muy difícil que fuese aceptado en esa comunidad de aristócratas. A Candelario lo tocó la musa de la literatura, escribiendo unos poemas cargados de melancolía, a veces dulzura, otras, rebeldía y unas más de rabia; incluso, la aparición en 1877, de “cantos populares de mi tierra” no suscitó gran interés editorial. Sin embargo, en las primeras décadas del siglo XX, los temas sobre la cultura africana, el esclavismo, la opresión, adquirieron fuerte importancia, en el campo literario.

Fue solo entonces cuando Candelario Obeso empezó a ser objeto de atención por parte de la crítica.

Entre otras de sus publicaciones están: La familia de Pygmalion (1871), Lecturas para ti (1878), Secundino el Zapatero (1880), Lucha de la vida (1872), además, Las cosas del Mundo y traducciones de poesías de Goethe y Jonathan Lawrence. Se le ha llamado “el precursor de la poesía negra”. Tradujo obras de Víctor Hugo, Byron y Shakespeare.

Es indudable, que fue un ejemplo de lucha, de tenacidad, logró refulgir, como una brillante estrella, en el parnaso de la poesía y literatura colombiana, con una voz muy auténtica, a pesar de las discriminaciones a las que fue sometido, por ser negro, por su galopante pobreza, por los desaires amorosos, que conllevaron a su alcoholismo y posterior suicidio.

No se entiende cómo se desplazaba desde Mompox o desde la gélida Bogotá hacia Cartagena de Indias, para realizar sus trabajos de masonería, se inició en la ya casi bicentenaria logia masónica: Hospitalidad Granadina #1, siendo su aprendiz en 1839 y luego su Venerable Maestro (V.M) entre los años 1856 y 1859. Es de recordar que a esta confraternidad se le llama la “logia madre de la masonería en Colombia”, fundada el 23 de junio de 1833, bajo el auspicio del Supremo Consejo Neogranadino. Es decir, Candelario Obeso, se formó bajo los ideales de la libertad, la justicia y la fraternidad.

Para terminar, es interesante anteponer dos de sus poesías:

(Canción del Boga ausente)

“Qué triste que está la noche,

La noche qué triste está

No hay en el Cielo una estrella…

Remá, remá.

La negra del alma mía,

Mientras yo brego en la mar,

Bañado en sudor por ella,

¿Qué hará, qué hará?

Tal vez por su zambo amado

Doliente suspirará,

O tal vez ni me recuerda…

¡Llorá, llorá!

Las hembras son como todo

Lo de esta tierra desgraciada;

Con arte se saca al pez

¡Del mar, del mar…!

Con arte se ablanda el hierro,

Se doma la mapaná…;

Constantes y firmes las penas;

¡No hay más, no hay más!…

… Qué oscura que está la noche;

La noche qué oscura está;

Así de oscura es la ausencia

Bogá bogá…”

(Serenata)

“Dicen que hay guerra

Con los cachacos,

Y a mí me chocan

Los zambapalos…

Cuando los godos

Sí fui soldado

Porque defendía

Mi humilde rancho…

Si alguno quiere

Treparse en alto,

Busque escalera

Por otro lado…

Ya pasó el tiempo

De los esclavos;

Somos hoy tan libres

Como los blancos…

Yo por mi parte

Cuando trabajo

Como en mi casa…

De no, lo aguanto…

Muchos conozco,

Pobres baldados,

Que han muerto de hambre

Después de guapos…”

Sus restos reposan en el cementerio del hermoso y turístico Municipio de Mompox.

Adenda 1: De nuevo, para que no quede ninguna duda, el artículo 374 de nuestra Constitución prevé los mecanismos para la reforma de la Carta Magna, entre ellos, la de una Asamblea Nacional Constituyente. Tratándose de una ley que debe de aprobar las mayorías calificadas de los miembros de las dos Cámaras, así, el Congreso podrá disponer que el pueblo, en una votación popular, decida si convoca o no a una Asamblea Constituyente, con la competencia, el periodo y la composición que la misma ley determine.

Se entiende que es el pueblo el que convoca la Asamblea, si así lo aprobará, cuando por lo menos, una tercera parte de los integrantes del Censo Electoral lo decida. Es decir, esa Asamblea deberá ser elegida por el voto directo de los ciudadanos. La Asamblea adoptará su propio reglamento. Nunca, se puede confundir a la ciudadanía, sacando un embeleco de una “Asamblea Popular Constituyente”, que no existe en nuestro país, violar la Carta Magna, es ir de frente y en contra del Estado de Derecho. Es claro, que con unos fines loables y nobles, puede servir, siguiendo los mecanismos legales, para realizar una reingeniería de las instituciones, avanzando en unas reformas que sirvan para todo el pueblo, pero nunca puede utilizarse para determinar una nefasta concentración del poder, entrando en un fatal autoritarismo, en contra de caros principios de la democracia, como el de la separación de poderes y el de respeto a la ley, principalmente de nuestra Carta de Derechos. Vale la pena, que el señor Montealegre Lynett, Ministro de Justicia, que fue Magistrado de la Corte Constitucional, revise sus ahora precarios conceptos, ya que es una realidad, que está “meando fuera de tiesto”.

Adenda 2: Muy preocupante la situación en relación a la estabilidad del mundo, el bombardeo del presidente Republicano Donald Trump a Irán, en la guerra que se libra con Israel, ataque que no contó con el apoyo de los aliados en la OTAN, deja un porvenir muy inestable, puede ser que la tregua o el alto al fuego de resultados, sin embargo, hará falta mucho tiempo para que cicatricen las heridas. Toda la humanidad se encuentra en peligro.

Todavía se recuerdan las mentiras que llevaron a Estados Unidos y a sus aliados a invadir Irak, para acabar con Saddam Hussein, porque tenía, según ellos, armas de destrucción masiva, lo cual, no era cierto y lo peor, la coalición internacional fue autorizada por la ONU.

Una década después, ocurrieron los atentados del 11 de septiembre de 2001, en Nueva York.

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