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Columna

Así habló Zaratustra

“El ataque norteamericano también abrió un cráter gigantesco sobre el futuro de la humanidad y la paz mundial...”.

CARMELO DUEÑAS CASTELL

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Cuando el mundo aún no era mundo, Zaratustra era un huraño ermitaño en esa Persia profunda de hace milenios; había estado alejado de todo y de todos hasta cuando tuvo una visión o sueño en el cual se le presentó Ahura Mazda, su único, su verdadero dios. Del día siguiente en adelante abandonó su aislamiento para crear el zoroastrismo. Así nació una de las primeras religiones monoteístas en la historia de la humanidad. El zoroastrismo tiene muy pocos seguidores, aún en Irán. Sin embargo, son evidentes sus influencias en el judaísmo, cristianismo e islamismo. Conceptos como el paraíso, el bien y el mal nacieron de esta corriente religiosa. La mayoría de los iraníes, hoy por hoy, son islamistas chií y muchos de sus preceptos religiosos derivan de las doctrinas iniciales de Zaratustra. Para los chiítas, los Imanes, descendientes directos de Mahoma, deben guiar a la comunidad porque su dios les dio la autoridad para interpretar el Islam sin equivocarse y es por tanto fundamental obedecer a pie juntillas todas sus directrices, puesto que son infalibles. Además, el sacrificio y el martirio son parte central de su fe. Los misiles de Trump cayeron sobre las centrales nucleares y destruyeron las posibles bombas atómicas de Irán, pero también atacaron directamente el poder y la infalibilidad de los imanes y por ello pueden incendiar el fundamentalismo y el martirio de un pueblo sojuzgado hace muchas décadas por los ayatolas. Al menos eso parece al escuchar las frases de los dirigentes iraníes en respuesta al ataque: “Tendrá consecuencias duraderas” y que ellos decidirán “momento, naturaleza y magnitud” de su represalia. El tiempo dirá lo que ha causado Trump, puesto que como decía Zaratustra, “el peor enemigo que puedes encontrar siempre serás tú mismo”.

Los bombarderos B-2, cada uno cuesta más de 2.000 millones de dólares, no solo lanzaron sus modernísimas bombas sobre Fordo, Natanz e Isfahán; también lo hicieron sobre la Organización de Naciones Unidas (ONU), amenazada ya de muerte no solo por la decisión de Trump de no seguirla financiando, sino tal vez más importante aún, por lo inane y obsoleta de su lánguida voz de protesta; el ataque norteamericano también abrió un cráter gigantesco sobre el futuro de la humanidad y la paz mundial, dado que en adelante nada impedirá que reyezuelos como Putin bombardeen a sus vecinos o que China invada Taiwán.

Por último y quizás más fatal, el ataque y la aparente tregua lograda por Trump nos llevará al peor de los mundos en el cual la guerra será más eficaz que cualquier mediación pacífica, y así Trump podría ser Nobel de Paz; pero bueno, ya lo decía Zaratustra, “yo no soy un hombre, soy un campo de batalla”.

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