No más carretas ni excusas para la bahía de Cartagena. Las tablas vuelven al mar…. Así empezó la propuesta del alcalde Dumek Turbay, quien planteó la solución a los problemas que aquejan Bocagrande hace muchos años y que han sido una queja y un requerimiento constante de una comunidad que se sentía castigada pagando altos impuestos sin que sus necesidades fueran escuchadas. Cuatro temas resaltan en la propuesta explicada ante un centenar de personas que asistieron a la invitación de la alcaldía: al agua de lluvia que se estanca en las calles, el tema vial, la subida del nivel freático y el paseo peatonal. También se planteó una intervención a los parques de la zona que hasta la fecha habían sido mantenidos por los habitantes de buena voluntad.
Se intercederán dos kilómetros de vías, se renovarán espacios y se instalará una estación de bombeo central más un par adicional para ayudar con el nivel de agua de la bahía que ha subido 7,02 milímetros anuales desde el año 2000. La intervención combinará ingeniería hidráulica con un sistema de box coulvers que canalizarán las lluvias y ayudarán con las mareas. La promesa no termina allí. Turbay también habló de renovar toda la avenida Chile y reconstruir el paseo peatonal, beneficiando a visitantes y locales mientras la zona competirá en belleza con los malecones de ciudades como Río de Janeiro.
Nunca antes Bocagrande se había sentido tan halagada por ser parte de los macroproyectos de una administración distrital. Los anteriores alcaldes sentían que su única responsabilidad era con la pobreza y los barrios marginales. Era como si después de las elecciones le dieran la espalda a un sector que en alguna época fue el foco turístico de Cartagena donde se ubicaban los hoteles tradicionales. Hoy, Dumek asegura que “al intervenir estratégicamente una de las zonas con mayor valor urbano, turístico y residencial, se crean condiciones para dinamizar la economía local”. Pero más que eso, este proyecto les dará calidad de vida a los residentes de la zona que más impuesto paga, mientras mejorará su condición estructural para turistas que se embarcan en los muelles y quienes hasta el día de hoy caminan entre bancas rotas, placas cedidas y un paseo socavado por el mar. Da vergüenza ver bajarse a los visitantes que hacen su city tour en chivas y buses para tomarse fotos con la belleza del paisaje y encuentran el deterioro causado por el mar.
Los habitantes de Bocagrande y Castillo por fin pararán de sufrir por las inundaciones y por ver cómo sus carros se oxidan. Los peatones podrán cruzar las calles a pie cuando llueve y los niños volverán a correr hacia los parques sin encontrar avenidas empantanadas por un agua que los habitantes definen como “trifásica” (de lluvia, salada y de alcantarilla).
El barrio se llenó de expectativas y espera con anhelo que llegue el día. Dumek Turbay pasará a la historia.