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Columna

El aeropuerto Rafael Núñez no se detiene, y Cartagena tampoco

“El proyecto de ampliación del aeropuerto sigue en marcha, y es una necesidad urgente para Cartagena...”.

Carlos Cuartas

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En los últimos días, la ampliación del Aeropuerto Internacional Rafael Núñez ha ocupado titulares, alimentado debates y generado pronunciamientos de distintos sectores. Algunas versiones exponen que el proyecto está paralizado. Otras, que la comunidad está en contra.

Pero más allá del ruido, hay una verdad que merece ser dicha con claridad: el proyecto de ampliación del aeropuerto sigue en marcha, y es una necesidad urgente para Cartagena.

No se trata solo de una obra de infraestructura. Se trata de garantizar que Cartagena pueda responder con dignidad, eficiencia y visión a los desafíos del presente y del futuro. Hoy estamos cerca del límite operativo de nuestra terminal actual. Postergar su ampliación no solo impactaría negativamente a los cerca de ocho millones de viajeros que se movilizan anualmente, sino a toda la economía regional que depende —directa o indirectamente— de un aeropuerto competitivo y funcional.

Cartagena no puede darse el lujo de detener su progreso. La ampliación del aeropuerto, liderada por la ANI y ejecutada por el concesionario Oinac, cumple con los requisitos legales, técnicos y ambientales exigidos por el Estado colombiano. Contempla la creación de más de 400 empleos directos, mejoras en la calidad del servicio para turistas y locales, y un impacto positivo en sectores como el turismo, el comercio, el transporte y el empleo informal.

En este contexto, resulta desconcertante que haya lugar a acciones y decisiones administrativas sin asidero que, lejos de facilitar este proceso, lo entorpecen o siembran confusión acerca de su legitimidad.

Más aún cuando muchas de esas decisiones se sustentan bajo la noción de proteger a las comunidades. Estar del lado de la comunidad implica actuar en función de su bienestar, defender los proyectos que generan empleo, que estimulan la economía, que mejoran los servicios y que nos conectan con el mundo. Es tener la capacidad de pensar en el largo plazo, más allá del ciclo político o de la opinión del día.

Desde el aeropuerto, continuamos escuchando con respeto las inquietudes de los vecinos, en especial de comunidades cercanas como el barrio Crespo. Hemos abierto canales de diálogo, construido soluciones de mitigación, y nos hemos comprometido a que esta obra no solo sea técnicamente sólida, sino socialmente responsable.

La comunidad y sus planteamientos han sido parte fundamental de este proceso.

Por eso, resulta preocupante que se promueva una narrativa que enfrenta el desarrollo con la gente, como si fueran intereses opuestos. No lo son.

El desarrollo informado, justificado, legal y responsable es el mejor aliado de las comunidades.

Quienes trabajamos en el sector aeroportuario sabemos que cada decisión cuenta. Que el tiempo perdido se traduce en oportunidades perdidas. Que los países y las ciudades que avanzan no lo hacen frenando las obras que necesitan, sino resolviendo los obstáculos para que puedan llevarse a cabo precisamente, por el bien de las comunidades.

Cartagena es una ciudad con historia, con futuro y con talento. Pero para aprovechar todo su potencial necesita infraestructura moderna, liderazgo coherente y decisiones firmes. El proyecto de ampliación de la terminal aérea representa eso: la firme voluntad de crecer y progresar.

Por eso, desde el Aeropuerto Internacional Rafael Núñez, reafirmamos nuestro compromiso con Cartagena y con cada uno de sus ciudadanos: nuestro propósito es avanzar con responsabilidad.

Porque la ciudad merece despegar, y no puede hacerlo si seguimos atados a la incertidumbre.

El aeropuerto no se detiene, y Cartagena tampoco.

*Gerente del Aeropuerto Internacional Rafael Núñez de Cartagena.

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