En un país urgido de resultados concretos en materia ambiental, innovación y desarrollo productivo, Cartagena se posiciona como un territorio donde la sostenibilidad no es un discurso, sino una apuesta real, medible y replicable. Lo que en otros lugares aún se piensa como ideal, aquí ya se está ejecutando, con impacto empresarial, social y económico.
No es casualidad. Con una economía que creció al 3 % en 2024, frente al 1,2 % nacional, y más de 38 mil empresas activas —el 65,5 % del valor agregado de Bolívar—, Cartagena cuenta hoy con un tejido empresarial dinámico y resiliente, que ha entendido que la innovación no es una opción, sino una necesidad. Lo estamos viendo en el funcionamiento de nuestros seis clústeres estratégicos, desde el petroquímico y plásticos, el mantenimiento industrial y el marítimo, hasta las experiencias culturales, la energía y el turismo de reuniones, eventos y bodas. Desde la Cámara de Comercio de Cartagena impulsamos una estrategia de aglomeraciones productivas que hoy es reconocida a nivel nacional y sigue expandiendo sus impactos en el territorio.
Pero quizás el ejemplo más transformador está ocurriendo en los frentes de transición energética y economía circular. En alianza con empresas, academia y cooperación internacional, la Cámara lidera el Centro Econova Caribe, el primero en su tipo en Colombia, donde más de 180 empresas han comenzado a adoptar soluciones limpias, procesos sostenibles y modelos de negocio regenerativos. Es aquí donde nacen iniciativas como Green Pymes Alliance, Mi Escuela Sostenible, la formalización de recicladores, y más recientemente, Asociaciones Circulares: un programa que promueve la economía del reciclaje con enfoque asociativo y comunitario, actualmente implementado con mujeres cabeza de familia en los municipios de Calamar y Arroyo Hondo. La acogida ha sido tal, que otros territorios ya nos han solicitado replicar el modelo. Estas son acciones que traducen los Objetivos de Desarrollo Sostenible en resultados concretos, medibles y con rostro humano.
El desafío, sin embargo, sigue siendo inmenso. Cartagena tiene hoy la producción per cápita de residuos sólidos más alta del país: 1,31 kg/hab/día, por encima de ciudades como Bogotá (0,78) o Barranquilla (1,17). Este dato, lejos de desmotivarnos, refuerza la urgencia de seguir impulsando políticas públicas y modelos empresariales centrados en la valorización de residuos, la eficiencia energética y la innovación responsable.
Nuestro llamado es claro: no se puede hablar de competitividad sin sostenibilidad. Y no hay sostenibilidad sin liderazgo territorial, articulación público-privada y visión empresarial de largo plazo. Cartagena avanza en ese camino. Y lo hace con la fuerza de una Cámara de Comercio que, desde hace 110 años, teje progreso con las empresas, conecta territorios y acompaña las transformaciones que hoy demanda el mundo.
*Presidenta ejecutiva Cámara de comercio Cartagena.