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Columna

Jueces elegidos por el pueblo

“El resultado es que han sido elegidos varios cientos de jueces por el voto de una parte muy reducida del electorado mejicano. ¿Es todo esto democrático?...”.

Alfredo Ramírez Nárdiz

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La semana pasada se realizaron en Méjico elecciones para elegir jueces. La idea detrás de esta votación es que, si de verdad vivimos en una democracia, no sólo el Legislativo y el Ejecutivo han de ser elegidos por voto popular, sino también el judicial. Por lo tanto, es antidemocrático y elitista que los jueces lo sean simplemente por probar sus conocimientos en un proceso selectivo. Han de pasar por la elección ciudadana. Bueno, el caso es que sólo el 13% de los mejicanos acudieron a las urnas. Parece ser que la mayoría no conocía a los candidatos, no estaba informado de las elecciones y, en general, tenía poco interés en el proceso electoral.

El resultado es que han sido elegidos varios cientos de jueces por el voto de una parte muy reducida del electorado mejicano. ¿Es todo esto democrático? Bueno, según qué se entienda que es la democracia. Si se considera que la democracia es que decida el pueblo y que nada impere, salvo la voluntad popular, pues entonces quizá sí. Si se considera que la democracia es algo ligeramente más complejo que eso, pues entonces ya no tanto. Lo cierto es que la democracia no es simplemente que vote el pueblo y ya. Primero, porque el simple hecho de votar está rodeado de múltiples circunstancias que pueden hacer que eso de la voluntad popular no sea más que una fantasía manipulada: quién elige los temas de voto, cómo (con qué reglas) se vota, quién y cómo financia las distintas opciones sometidas al voto, quién y cómo informa a los votantes, etc.

Adicionalmente, incluso si todo lo anterior fuera más democrático que Noruega y Suiza combinadas, ¿qué pasaría si se votara sobre algo que implicara violar los derechos de una minoría? ¿O si se votara sobre abolir las votaciones y darle todo el poder a un tirano? ¿Serían esas votaciones democráticas? Evidentemente, no. Porque la democracia son otras cosas además de votar. Por ejemplo, el respeto a los derechos humanos. O la separación de poderes. Y aquí es donde entran los jueces. Porque si los jueces son elegidos en unas elecciones manifiestamente dirigidas por los partidos políticos (por no hablar de otros sujetos ajenos a la legalidad), como ha sucedido en Méjico, ¿habrá garantías de su independencia? No es ya que los elegidos estén más o menos preparados, es que no habrá ninguna seguridad de su autonomía respecto de los que promovieron y financiaron su campaña. ¿Es eso democracia? Hace falta ser muy tonto o muy populista para creerlo.

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