Sin duda, Cartagena vive un momento crucial. Busca dejar atrás la desidia, la frustración, la pobreza, el atraso, la confusión social, la violencia, la inseguridad que la han venido atormentando, para lograr un mejor presente y un porvenir mucho más despejado. No es empresa fácil. Por el contrario, requiere de un creciente compromiso de todos los estamentos ciudadanos, una toma de conciencia colectiva sobre la necesidad de lograr la transformación que conducirá a otra dimensión. En ningún caso se trata de perseguir un milagro. La realidad está ahí, palpable, mostrando que es preciso unificar ideas, voluntades, esfuerzos, deponer intereses mezquinos, para conseguir el futuro que todos anhelan.
Al frente de esta cruzada deben estar el gobierno de la ciudad y los empresarios. El alcalde Dumek Turbay gobierna una ciudad incomparable, pero llena de problemas. Trabaja para buscar superar tantas calamidades juntas y con su dedicación ha ido rompiendo las barreras de la desesperanza. Los empresarios tienen sus propios problemas, pero deben dedicarle más tiempo y recursos a la ciudad que los vio nacer o los acogió para que prosperaran. Quienes sobreviven en la Cartagena profunda respiran desesperación y necesitan cambiar su penosa realidad. La responsabilidad empresarial no basta. Se requieren otros esfuerzos, mayores compromisos. Pero la pobreza es solo una parte de lo mucho que debe cambiar para que Cartagena retome el sendero de la dignidad como ciudad.
¿Cuántos recursos económicos se requieren para transformar a Cartagena? No creo que se tenga una cifra siquiera aproximada, pero debe ser muy cuantiosa. Lograrlo constituye una proeza y no puede ser obra de un solo gobierno distrital, porque se trata de un proceso de ciudad que debe ser proyectado a muchos años. Solo pensando en grande, con ambición y mucha decisión, es posible iniciar esa marcha hacia el nuevo porvenir. Cartagena ha sido tímida en materia de endeudamiento para invertir en proyectos de beneficio colectivo que contribuyan a modernizarla y volverla más equitativa. El alcalde Turbay lo hizo y mientras llegan esos recursos / billón y medio de pesos/ utiliza los que tiene a la mano para avanzar con su Plan de Desarrollo.
Cartagena tiene vocación turística. Su condición de ciudad patrimonial, su historia y cultura, la convirtieron en destino incomparable en el gran Caribe. Su condición de ciudad idílica obliga a tenerla en las mejores condiciones posibles: ordenada, limpia, segura, respetuosa, ofreciendo los mejores atractivos para disfrute de visitantes y naturales, porque todos deben gozar de esos beneficios. La Secretaría de Turismo trabaja para labrar en el sector la nueva mentalidad del cambio.