Contar la historia institucional de Fenalco en una cuartilla es un objetivo difícil de alcanzar. Cualquier esfuerzo sintetizador dejará por fuera aún los momentos más emblemáticos, si solo quisiéramos resaltar estos.
Escribo mejor esta columna, para dejar plasmado el reconocimiento a los comerciantes de Colombia que son su sustento y en especial a los de Cartagena y Bolívar, quienes, en estos 80 años, desde aquel lejano mayo de 1945, han dispuesto su entendimiento a fortalecerlo y sostenerlo y por ende, ayudado eficazmente a construir las robustas y largas páginas de defensa no solo del comercio de todos los tamaños y sectores sino que ha honrado con creces su indeclinable compromiso con la democracia y sus instituciones, con la protección de las libertades y entre ellas, la de hacer empresa y con la generación competitividad, cuyo fin último es generar progreso colectivo.
Ochenta años no se cumplen todos los días y este mozo octogenario seguirá cumpliendo su deber con hechos patentes. Valga recordar que ha fundado cajas de compensación familiar, universidades, institutos de formación tecnológica que sirven mayoritariamente a la población más vulnerable del país, corporaciones para la promoción del turismo y la defensa del patrimonio, e incidido sostenidamente en la construcción de políticas públicas y en las herramientas de desarrollo territorial; forma parte de una larga lista de consejos de dirección de entidades estatales, mixtas y privadas y es escuchada con atención en los tribunales y en las corporaciones legislativas por sus aportes juiciosos.
Ser afiliado a Fenalco es una categoría moral que impone a los forjadores de empresa, quienes voluntariamente se asocian, la observancia de los más respetables valores y aunque podrían y deberían ser muchísimos más, hoy, son aquellos, a quienes se mantienen unidos a pesar de todo, quienes merecen gratitud. Gracias a todos y cada uno de los que han comprendido y defendido el valor de la unión, pues un comerciante, unido a otros, es más que cada uno en particular, y es aunando sus fuerzas, sus destrezas y su solidaridad, como pueden lograrse las grandes incidencias y transformaciones que necesita el país, con consensos justos no con imposiciones ni mucho menos con indebidas persecuciones, hoy tan de moda.
Fenalco, el gremio más democrático y representativo de Colombia, seguirá contando su sólida historia gracias a la inteligencia colectiva de sus miles de afiliados. Parafraseando a Publio Ciro, la unión que representa es su victoria. ¡Vamos por 80 más!