La decisión de los Estados Unidos de retirarse de la Organización Mundial de la Salud, sin duda, constituye una medida muy desafortunada que tendrá enormes repercusiones en todo lo que tiene que ver con el avance en la salud de los habitantes del planeta, permanentemente atacados por toda clase de virus, bacterias y pandemias, y por el avance de muchas patologías, a las cuales se suman los enormes requerimientos de atención básica a las comunidades vulnerables en todos los países del mundo.
EE. UU., como la gran potencia mundial, es el mayor aportante a la OMS, (14% del presupuesto total) y así mismo el principal referente por todo lo que representa, situación que produce un enorme boquete a la organización mundial, pues lo que se ve venir es que sus principales aliados, o los seguidores de su actual esquema político, opten por el mismo camino; ya el presidente argentino se pronunció anunciando respaldo a la desafortunada decisión.
La OMS fue creada en 1948, es decir, hace 77 años, y agrupa a 194 países, y desde entonces ha significado un elemento de la mayor trascendencia en todo lo que tiene que ver con salud en el mundo, constituyéndose en el principal protagonista de todos los grandes avances que se han experimentado.
Allí se han incubado todos los programas importantes para la atención del individuo, desde la concepción hasta la vejez, y se han impulsado cientos de acciones relacionadas con la preservación de la salud de la población mundial. En igual forma se han estructurado los más novedosos y eficientes programas para la atención de la población vulnerable y se han atendido todas las emergencias sanitarias que se han presentado en los diferentes países del mundo. A todo ello se suma el impulso de los avances científicos y también la creación de espacios para el acceso a los medicamentos y a las vacunas, y ha desarrollado la más significativa tarea, sin parangón alguno, en todo lo que tiene que ver con la capacitación del personal dedicado a la salud.
Opacar esa labor, intentar disminuirla, o acaso acabarla, sería una derrota lamentable para el mundo entero, que no solo va a significar un freno a los avances en materia de salud, sino la afectación directa a toda la población que se verá privada de una herramienta global de la más amplia significación. El resultado será, más desprotección y más exposición al deterioro de la salud, y desde luego, más muerte.